Los atentados suicidas con explosivos contra dos mezquitas perpetrados hoy en Saná, en los que hubo decenas de muertos y más de un centenar de heridos, deben ser investigados inmediatamente, y sus responsables deben ser puestos a disposición judicial, ha dicho Amnistía Internacional.
En las imágenes emitidas desde las mezquitas tras los atentados se veían las alfombras de oración cubiertas por cristales rotos y la evacuación de personas junto a cadáveres ensangrentados.
“Atacar a unas personas mientras rezan en un lugar de culto demuestra un profundo desprecio hacia los principios elementales de humanidad. No hay nada que justifique tales ataques”, ha dicho Said Boumedouha, director adjunto del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Quienes ordenaron y planearon estos abominables crímenes deben ser detenidos y puestos en manos de la justicia.”
Los atentados se cometieron en la mezquita de Badr, en el sur de Saná, y la de al-Hashoosh, en un distrito del norte de la capital, justo después de la oración del mediodía. Ambas mezquitas son frecuentadas sobre todo por simpatizantes de los hutíes.
Estos atentados, de los más mortíferos perpetrados en Yemen desde la toma de la capital por los hutíes en septiembre de 2014, se producen un día después de que en la ciudad meridional de Adén resultaran heridas varias personas en enfrentamientos entre partidarios del presidente Abd Rabbu Mansour Hadi y de los hutíes y el palacio presidencial fuera atacado por aviones de combate.