Ucrania: La libertad de reunión, aplastada

Comunicados de prensa

30 noviembre 2013

La dispersión violenta de los manifestantes concentrados en la plaza de la Independencia (Maidan), en el centro de Kiev, la madrugada del sábado revela un vergonzoso desprecio por el derecho de las personas a manifestarse pacíficamente; así lo ha afirmado Amnistía Internacional.

La organización ha pedido que se lleve a cabo sin demora una investigación independiente y efectiva sobre las denuncias de uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes de la policía antidisturbios “Berkut”.

“Al decidir esta mañana temprano dispersar violentamente a los manifestantes, las autoridades ucranianas han vulnerado las mismas normas y valores a los que aspiran según sus declaraciones”, ha afirmado Heather McGill, investigadora de Amnistía Internacional sobre Ucrania.

Poco antes de las cuatro de la madrugada del 30 de noviembre, un gran número de agentes de policía antidisturbios cargó contra los manifestantes. Los agentes iban precedidos de empleados del ayuntamiento que portaban en camiones los materiales para instalar el tradicional árbol de Año Nuevo en la plaza. Un portavoz del Ministerio del Interior que habló para el Canal 5 de televisión justificó la decisión de disolver la manifestación afirmando que había que hacer los preparativos de las fiestas de Año Nuevo.

“De acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos, no está permitido imponer restricciones del derecho a la libertad de reunión salvo en caso de ‘necesidad social acuciante’. La instalación de un árbol navideño no puede considerarse una razón válida para limitar el derecho a la libertad de reunión.”

Según testigos presenciales entrevistados por Amnistía Internacional, los agentes de la Berkut primero dijeron a los manifestantes que debían disolver la concentración porque era “ilegal”, y luego empezaron a golpear a los que se quedaban. En las imágenes de vídeo se ve cómo estos agentes golpean a manifestantes y, en algunos casos, persiguen a hombres y mujeres con el mismo fin. Hasta la fecha hay 35 acusados de vandalismo en aplicación del Código Administrativo y varias decenas de personas han tenido que recibir tratamiento por las lesiones sufridas.

Vasyl Panchenko, arquitecto de Kiev, contó así a Amnistía Internacional lo que había vivido: “Vi que estaban golpeando a gente, les daban golpes mientras caían al suelo. Me tiraron al suelo; eran tres [policías antidisturbios]. Me pegaron a mí y a una pareja que estaba cerca. Luego nos levantaron y nos ordenaron que nos marcháramos”.
Más tarde, cuando Vasyl acompañaba a buscar una ambulancia a una mujer que necesitaba asistencia médica tras recibir golpes, ambos volvieron a ser golpeados. Vasyl Panchenko ha sido acusado de una infracción administrativa de vandalismo por impedir la colocación del árbol de Año Nuevo. Ha denunciado los malos tratos sufridos a manos de la policía. “Aquí en Ucrania no esperamos recibir indemnización, pero quiero que encuentren a los culpables.”

Así contaba el dentista Vasyl Katola cómo las buenas relaciones con la Berkut se habían esfumado por completo el sábado por la mañana: “Todas las noches había agentes de la Berkut en la manifestación y nos trataban bien, hasta tomaban el té con nosotros. Ayer hubo un altercado cuando algunos agentes rodearon un vehículo estacionado indebidamente; a una chica se le cayó la bufanda¡y hasta se la recogieron! Los que vinieron esta mañana eran muy agresivos; tuve miedo.”

El sábado por la tarde, el primer ministro Azarov dijo al país que estaba profundamente afectado y preocupado por lo sucedido durante la noche en la plaza. El jefe de la Policía Municipal de Kiev asumió la responsabilidad del despliegue de la Berkut, aunque afirmó que la violencia había sido consecuencia de la provocación.

La explicación de las autoridades no es convincente. En las imágenes de vídeo no se observa provocación de ninguna clase por parte de los manifestantes y, en cualquier caso, da la impresión de que la orden de disolver la manifestación se había dado antes de que tuviera lugar cualquier provocación.

Es evidente que alguien decidió que ya era suficiente y que las protestas tenían que acabar. Pero nada puede justificar la decisión de disolver la manifestación, ni la violencia empleada al hacerlo.

Amnistía Internacional pide a las autoridades ucranianas que se atengan a sus obligaciones en materia de derechos humanos y protejan el derecho de reunión pacífica. Deben llevar a cabo una investigación sobre las razones que hubo para dar la orden de disolver la manifestación, y garantizar que se investigan absolutamente todas las denuncias de uso excesivo de la fuerza.

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