Comunicados de prensa
31 enero 2014
El secuestro y tortura del activista ucraniano de la oposición Dmitrii Bulatov es una atrocidad, que debe ser investigada de inmediato, ha manifestado Amnistía Internacional hoy.
“Las autoridades ucranianas tienen que abrir de inmediato una investigación sobre el caso de Dmitrii Bulatov y poner a disposición judicial a los responsables de esta atrocidad cometida contra un destacado convocante de manifestaciones”, ha señalado John Dalhuisen, director del Programa de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.
“El terrible caso de Dmitrii no el único que se ha dado entre los manifestantes del Euromaidán. Se ha tenido noticia de otros similares, como el de Yury Verbytsky, quien, lamentablemente, no sobrevivió a la espantosa experiencia.
“Cuesta mucho ver una salida a la actual crisis cuando se cometen tan terribles abusos contra quienes convocan manifestaciones. Las autoridades deben enviar un mensaje enérgico a los autores de estos atroces actos de violencia para que sepan que no habrá impunidad y tendrán que rendir cuentas.”
Dmitrii Bulatov desapareció el 22 de enero por la noche. Es uno de los principales organizadores y participantes de las concentraciones del Euromaidán, en las que convoyes de automóviles se unen a las manifestaciones que están teniendo lugar en Kiev desde noviembre de 2013.
Bulatov afirma que durante los ocho días transcurridos desde su secuestro lo golpearon, torturaron y crucificaron. Con lo ojos vendados durante largos periodos y sin apenas comida, fue interrogado por unos hombres con acento ruso, que querían saber quién financiaba sus actividades.
Ayer lo arrojaron de un automóvil para dejar que muriera, con las temperaturas bajo cero, en un bosque a las afueras de Kiev. Ahora está siendo atendido de sus lesiones en un hospital.
Cuando lo arrojaron del automóvil, el 30 de enero, consiguió llegar caminando a un pueblo próximo, donde encontró refugio y llamó a sus amigos.
Empapado de sangre, con la ropa manchada y lleno de cortes y contusiones, contó su terrible experiencia, explicando: “Me crucificaron. Me agujerearon las manos. Me cortaron una oreja. Me hicieron cortes en la cara. No hay parte del cuerpo que no tenga herida. Pueden verlo. Pero, gracias a Dios, estoy vivo.”