Cientos de mujeres y niñas embarazadas mueren innecesariamente en Sudáfrica, en parte porque temen que se revele su condición de seropositivas si acceden a servicios de atención prenatal, según un importante informe que publica hoy Amnistía Internacional.
El informe, titulado Struggle for Maternal Health: Barriers to Antenatal Care in South Africa (La lucha por la salud materna: barreras a la atención prenatal en Sudáfrica), explica cómo el temor por la confidencialidad y las pruebas de VIH, la falta de información y los problemas de transporte están contribuyendo a que se produzcan cientos de muertes maternas cada año, al actuar como barreras a la atención prenatal temprana.
“Es inaceptable que las mujeres y las niñas embarazadas sigan muriendo en Sudáfrica por temor a que se revele su condición de seropositivas o por falta de medios de transporte o de educación básica sobre salud y sexualidad. Esto no puede continuar», ha dicho Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
“El gobierno sudafricano debe asegurarse de que todos sus departamentos trabajan unidos para abordar con urgencia todas las barreras que ponen en peligro la salud de las mujeres y las niñas embarazadas», ha añadido Shetty.
Sudáfrica tiene una tasa de mortalidad materna inaceptablemente elevada. En 2011 hubo 1.560 muertes maternas, y en 2012 la cifra fue de 1.426. Más un tercio de estos fallecimientos tuvieron relación con el VIH. Los expertos sugieren que el 60 por ciento de esas muertes eran evitables.
En el sistema de salud público sudafricano la atención prenatal es gratuita. Sin embargo, la investigación de Amnistía Internacional halló que muchas mujeres y niñas no acuden a las clínicas hasta las últimas etapas de su embarazo porque creen que la prueba de VIH es obligatoria. Temen los resultados de la prueba y el estigma de que se sepa que viven con VIH. Casi una cuarta parte de las muertes evitables tenían relación con la falta de acceso o el acceso tardío a la atención prenatal.
Lo preocupante es que estos temores están fundados. En el informe de Amnistía Internacional, que se basa en investigaciones sobre el terreno realizadas en las provincias de Mpumalanga y KwaZulu-Natal, hay testimonios de mujeres y niñas que señalan la falta de discreción de las personas que trabajan en atención a la salud a la hora de hablar sobre los resultados de las pruebas de VIH.
“Las enfermeras hablan sobre la gente y su situación», explicó una mujer de KwaZulu-Natal.
Amnistía Internacional observó también que varias clínicas visitadas empleaban con las mujeres y las niñas embarazadas que viven con VIH procedimientos que revelaban su condición, como ponerlas en una fila aparte para recibir la medicación antirretroviral, utilizar carpetas de distinto color para sus informes prenatales y citarlas en días distintos.
“[S]i voy a buscar antirretrovirales, tengo que ponerme en una fila determinada. Todas las personas que están en la otra saben que ésa es la fila de las personas seropositivas. Por eso la gente tiene miedo de ir a la clínica», dijo a Amnistía Internacional una mujer de Mpumalanga.
“Durante la atención prenatal, si una mujer sale de la consulta de asesoramiento con dos carpetas, todo el mundo sabe que es seropositiva», dijo otra mujer.
Las mujeres y las niñas dijeron que temían recibir un trato discriminatorio incluso de sus parejas y sus familiares si daban positivo en las pruebas de VIH, y que el estigma del VIH continúa existiendo en muchas comunidades.
“Las pruebas de detección del VIH son una importante actuación de salud pública, pero deben realizarse de forma que se respeten los derechos de las mujeres y las niñas y no se las exponga a más daños. Resulta muy preocupante que en los centros de salud no haya respeto para la intimidad de las mujeres y las niñas. El gobierno sudafricano debe tomar medidas urgentes para corregir esta situación», ha dicho Salil Shetty.
“Es fundamental que los trabajadores y trabajadoras de la salud de Sudáfrica reciban más formación sobre la prestación de atención de calidad, sin juicios ni estigmatizaciones, y que las mujeres y las niñas que acceden a servicios de salud sexual y reproductiva puedan confiar en que se respetará su confidencialidad.”
Falta de información sobre salud sexual y reproductiva
El informe de Amnistía Internacional también señala que la falta de información y de conocimientos sobre salud y derechos reproductivos aumenta los peligros de embarazos no planeados y transmisión del VIH, especialmente entre adolescentes. Además, las mujeres y las niñas suelen desconocer la importancia de los controles prenatales tempranos.
Persistentes problemas de transporte
El informe documenta asimismo cómo en KwaZulu-Natal y Mpumalanga no se ha progresado en lo que se refiere a garantizar que las mujeres y las niñas puedan acceder físicamente a los servicios de salud. Continúan los problemas derivados de la escasez de transportes públicos y a la mala infraestructura viaria. En algunas zonas visitadas por Amnistía Internacional, las carreteras están en tal mal estado que son intransitables cuando llueve. Incluso cuando no llueve, en algunas las ambulancias no van más allá de un determinado punto. Amnistía Internacional había documentado este mismo problema en ambas provincias en un informe de 2008.
“El gobierno sudafricano debe mejorar la red de carreteras en estas provincias rurales para garantizar el acceso a los centros de atención de la salud. También debe asegurarse de que siempre haya ambulancias disponibles para transportar a quienes lo necesitan», ha dicho Salil Shetty.
Amnistía Internacional también pide al gobierno que:
• Se asegure de que todos los procedimientos del sistema de salud respetan la intimidad del paciente, especialmente cuando se trata de personas que viven con VIH.
• Mejore los conocimientos sobre salud y derechos sexuales y reproductivos, entre otras cosas mediante una educación integral sobre sexualidad que implique a hombres y niños.
• Aborde urgentemente la persistente falta de un transporte seguro, cómodo y adecuado y las malas condiciones de la infraestructura viaria.
Este informe se basa en el informe publicado por Amnistía Internacional en 2008 con el título ‘I am at the lowest end of all’: Rural women living with HIV face human rights abuses in South Africa, donde la organización documentó desigualdades económicas, sociales y de género como barreras a la atención a la salud para las mujeres que viven con VIH.