Stop Tortura: Diario de una joven activista

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Varios jóvenes de 17 países han unido sus fuerzas con una meta común: luchar contra la tortura. Marie-Louise, de 22 años, nos habla sobre la experiencia de colaborar con 17 jóvenes activistas internacionales en el marco de la campaña Stop Tortura de Amnistía Internacional.

La labor de Marie-Louise en favor de los derechos humanos como joven activista de Amnistía Internacional Dinamarca comenzó hace cuatro años, cuando participó en una reunión organizada por su escuela.

Marie-Louise es consciente de la valiosa contribución que realizan los jóvenes a la campaña Stop Tortura y de la necesidad de poner de relieve su trabajo:

“Desde el primer momento, mi principal motivación como activista ha sido ver el trabajo de activistas en otras partes del mundo, donde arriesgan la vida por defender sus derechos».

«No se me ocurre nada más honorable. Mi sueño es que todas las personas unamos nuestras fuerzas para luchar contra la tortura y, juntas, hagamos frente a la lacra de la tortura en el mundo entero.

«Soy de Dinamarca, donde lo peor que les puede pasar a los activistas que luchan por los derechos humanos es que les griten por la calle. La tortura no es un problema sistémico en mi país, pero por desgracia no se puede decir lo mismo de muchos otros. Para mí ha sido inmensamente valioso descubrir los paralelismos entre las actitudes y los obstáculos a los que se enfrentan los activistas en distintos lugares del mundo. Personalmente, considero que la justificación de la tortura y la movilización eficaz del público son dos cuestiones clave.»

«Para ayudar a la juventud a comprender la tortura y a tomar medidas para acabar con ella, hemos diseñado una guía de 60 páginas, titulada ‘Empowering against Torture: A series of Human Rights Education Workshops’, así como sus correspondientes recursos en línea» (véase www.empoweragainsttorture.net).

«La guía está diseñada por y para jóvenes. Cuando comenzamos el proceso de diseño, el 9 de mayo de 2014, nos reunimos en el Centro Internacional de Educación en Derechos Humanos de Oslo. Sabíamos que nuestro objetivo final era empoderar a la juventud para que se implicase en la campaña y ayudara a Amnistía a llegar a más jóvenes.»

«La reunión tenía como meta forjar vínculos en el seno del equipo y desarrollar la estructura de la guía, así como establecer un calendario para el trabajo posterior. Del 9 al 12 de mayo debatimos cómo enfocarla con la ayuda de facilitadores que nos hicieron cuestionarnos nuestras opiniones y puntos de vista. Para que todo el mundo pudiera seguir este increíble proceso —y, de paso, llegar a más gente—, decidimos poner en marcha el blog ‘Multicultural Education against Torture’, que documenta nuestro periplo.»

«El proceso de creación de la guía me enseñó a enfrentarme a lo que percibo como una creciente aceptación y justificación del uso de la tortura. Mis compañeros y compañeras activistas me enseñaron que, para interesar a otras personas en la problemática de la tortura, hay que centrarse en humanizar a las víctimas, y que la tortura constituye una deficiencia en el procedimiento legal y de investigación; con independencia de que alguien piense que una persona «merece» o no ser torturada, es preciso respetar los debidos procedimientos legales, lo que excluye el uso de la tortura.

«En este contexto, aprendí a crear talleres que ayuden a otras personas a descubrir esta realidad. También aprendí lo importante que resulta educar a la gente sobre las verdaderas consecuencias de la tortura. Da igual a qué tipo de gobierno nos dirijamos: a todos nos vendría bien aprender cómo abordar y combatir cualquier situación en la que se justifique o se consienta la tortura .»

«Estos talleres tienen como objetivo educar e implicar a los jóvenes activistas en esta campaña. Eso hace que abordar la cuestión de la movilización sea de una importancia capital, lo cual provocó cierto debate entre los participantes. Para mis compañeros y compañeras de Oriente Medio y el Norte de África, la mayor preocupación era la seguridad de quienes participan en iniciativas de movilización. Otros, entre quienes me incluyo, buscaban recursos que permitieran abordar la tortura de una forma más cercana.»

«También aprendí que, para animar a la gente a movilizarse contra la tortura, debemos poner de relieve sus consecuencias en todo el mundo. Tenemos que seguir humanizando a las víctimas de tortura, y no sólo mientras la sufren, sino también después.»

«Dado que la justificación de la tortura tiende a eclipsar esta cuestión, el debate suele limitarse a la acción en sí y no a sus consecuencias. El problema es que esas consecuencias nos ayudan a humanizar a las víctimas. Si logramos generar empatía hacia las personas que han sufrido torturas, nos aseguraremos la movilización necesaria para apoyar la campaña. Por eso creamos el taller ‘The Consequences of Torture’ (Las consecuencias de la tortura), que busca implicar emocionalmente a los participantes en los efectos potenciales de la tortura.»

«Sinceramente, no sabía gran cosa sobre la realidad de la tortura antes de participar en este proceso. He aprendido muchísimo sobre cómo hacer campaña contra este problema, tanto donde vivo como en otros lugares, y sobre la necesidad de contar con todo el mundo para que la campaña sea un éxito.»

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