Foto: Archivo ABC Color
En el marco del Primer Seminario sobre Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos, organizado por Amnistía Internacional Paraguay, la doctora María Gloria Montórfano se refirió al ambicioso proyecto denominado Marco Rector Pedagógico para la Educación Integral de la Sexualidad, que pretendía lograr avances sustanciales en lo referente a educación sexual y que a la postre fue frenado por presión de grupos religiosos fundamentalistas del Paraguay.
Si alguien puede hablar con conocimiento de causa del Marco Rector es la doctora Montórfano, quien formó parte del proceso de elaboración del proyecto, primeramente como parte del Programa Nacional de Control del Sida (PRONASIDA) y posteriormente como integrante de las mesas de trabajo del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS) en tiempos de Esperanza Martínez (2008 – 2012).
“El Marco Rector es uno de los productos de un proyecto que surgió desde el año 2007 al 2010, nacido de una iniciativa regional por la situación del aumento de casos de VIH en la región. En el foro de salud sexual en el año 2007 se hizo un apartado, además de una reunión de ministros y ministras de salud y educación de 12 países”, comentó.
“Se había analizado que el aumento de casos de VIH no se daba por falta de accesos a servicios de salud, más bien por la falta del acceso a la educación en sexualidad humana, es decir, la mayoría de los países no tenía una currícula adaptada para que jóvenes, adolescentes y niños tengan toda la información necesaria para tomar decisiones”, rememoró.
“En el ámbito de la niñez estaba el tema del abuso sexual. Niños y niñas que no tienen acceso a educación sexual en su primera infancia. Se pensó en eso y nació el proyecto que en aquel momento se denominó armonización de políticas públicas en educación integral de la sexualidad. También se introdujeron aspectos de prevención del VIH y prevención del consumo de drogas. El proyecto no era algo enlatado sino que se adaptaba al contexto de cada país y en este caso en Paraguay se hizo la presentación del proyecto y se consiguió la financiación de la GTZ, la agencia alemana de cooperación que fue la que puso los fondos para que inicie el proyecto en todos los países y cada país designó a un consultor encargado que venía de diferentes ámbitos de experticia en educación sexual”, señaló en entrevista con el área de comunicación de Amnistía Internacional Paraguay.
“Se hizo un proceso muy interesante de participación, se involucró a profesionales con mucha solvencia técnica, se hicieron mesas de trabajo con mucha evidencia científica, se armó un comité gestor. El proyecto contó con tres patas: Una de producción científica, la otra de respuesta a la carencia de un modelo de educación integral de la sexualidad y la tercera que era el fortalecimiento de un sistema de prevención al abuso sexual”, prosiguió.
“Finalmente en el año 2010 se presenta el Marco Rector en una conferencia de prensa, días antes comienzan a moverse mediáticamente estos grupos conservadores, las iglesias se organizan alrededor de un nuevo concilio que hablaba acerca del tema de la supuesta ideología de género, que más que nada es poner un alerta de que hay corrientes muy avanzadas con relación a los derechos de las mujeres, consideraban que la familia tradicional idealizada estaba corriendo peligro porque se ponía en tela de juicio su validez como célula de la sociedad”, puntualizó.
“Estos grupos en realidad lo que tienen es miedo a los Derechos Humanos, entonces en vez de fortalecer las instituciones y defender el laicismo del Estado, no pueden primar el miedo y la tergiversación de un sector. Entonces las autoridades que se animan a avanzar en estos aspectos dejan proyectos así en el freezer. El Marco Rector era el mínimo necesario para comenzar a trabajar la educación integral en la sexualidad, después hubo avances pequeños como la experiencia del Jaikuaa, que era una intención de capacitar a docentes para bajar su resistencia hacia los derechos sexuales y reproductivos pero al ser nada más que un piloto y no una política pública no tiene la fuerza necesaria para llegar al aula y hay un vacío enorme. No hay una intencionalidad en que los adolescentes y jóvenes tengan una formación científica sistematizada, que conozcan, que debatan, que investiguen acerca de lo que es la sexualidad”, subrayó.
_ ¿Existe la posibilidad de retomar lo quedó a medio camino?
“Hay posibilidad de retomar este tema si es que desde la sociedad civil existe exigibilidad de que se vuelva a tomar en serio el tema y hay demasiada evidencia de que es necesario hacerlo porque los números cantan solos y dicen que los chicos están a la deriva en materia de conocimientos. Por otro lado vemos que desde el estudiantado organizado están exigiendo una mejor educación sexual y veremos si estamos a la altura de darle respuesta a eso o seguimos haciéndoles caso a los grupos antiderechos”, finalizó.