Fue un video tembloroso, probablemente grabado con un teléfono móvil, lo que recientemente resolvió el caso de una posible fosa común en Burundi.
Al cotejar el contenido del video con imágenes de satélite de acceso libre en Google Earth, Amnistía Internacional descubrió la ubicación exacta de una presunta fosa común en las afueras de la capital, Bujumbura. Con estos datos, nuestros investigadores pudieron emplear posteriormente las imágenes de satélite para analizar a distancia el afloramiento y las características de la fosa.
Nuestras conclusiones respaldaron de manera contundente los testimonios de testigos presenciales sobre la ubicación de las fosas comunes donde se había enterrado a decenas de personas tras morir a manos de las fuerzas de seguridad en diciembre.
Los medios de comunicación internacionales dieron amplia cobertura al descubrimiento, hecho que llegó incluso a suscitar una respuesta del ministro de Asuntos Exteriores de Burundi: “No soy especialista en imágenes de satélite. Por tanto, no quisiera pronunciarme sobre esto en uno u otro sentido, y, desgraciadamente, no soy un genio de la tecnología”.
Este caso sólo es uno de los más recientes ejemplos de cómo las secuencias de datos pueden tener un impacto significativo en la investigación sobre derechos humanos, especialmente cuando se combinan con metodologías para la determinación de hechos bien establecidas.
La lista de nuevas fuentes de datos es larga e incluye imágenes y videos de satélite, material fílmico aéreo grabado por drones, contenidos de la redes sociales o documentación de campo georreferenciada. Su uso en la investigación sobre derechos humanos no se limita en modo alguno a Amnistía Internacional, y el anhelo de los investigadores y las investigadoras de que “los análisis periciales de datos arrojen luz sobre los conflictos” se está haciendo realidad.
¿Cómo aunar las herramientas?
Al reflexionar sobre esta larga lista de nuevas fuentes, se plantea la cuestión de si las tecnologías y secuencias de datos nuevas y emergentes tienen un impacto sobre el trabajo de documentación tradicional sobre los derechos humanos y de qué manera lo hacen.
La nueva colaboración entre Amnistía Internacional, Benetech y the Engine Room pretende examinar el uso de datos y los procesos relacionados con ellos en el trabajo de documentación e investigación sobre derechos humanos. Nos interesan particularmente los conjuntos de datos y los flujos de datos que son relativamente nuevos o emergentes para averiguar cómo podrían complementar —que no remplazar— los métodos de investigación tradicionales o típicos sobre derechos humanos.
El propósito del proyecto es comprender mejor cómo los datos pasan a formar parte del ámbito de la documentación sobre derechos humanos, cómo pueden mejorar los procesos de documentación y cómo los usan y entienden actualmente (o no) tanto quienes investigan sobre derechos humanos como quienes leen sus informes.
Queremos entender con qué tipos de datos, secuencias y formatos de datos trabajan actualmente los investigadores y las organizaciones de derechos humanos, y recopilar información sobre los desafíos que plantean. El objetivo más amplio consiste en concretar qué se necesita para que estos nuevos datos y secuencias de datos complementen los métodos de documentación tradicionales, y comprender mejor qué tipo de orientación y apoyo necesitan los investigadores de derechos humanos para trabajar de manera efectiva y eficiente en este nuevo entorno.
Otro objetivo de este proyecto es crear una comunidad sólida con los grupos de documentación sobre derechos humanos, que incluyan a personas no especialistas así como a quienes trabajan de manera específica con nuevos tipos y secuencias de datos, para garantizar que las conclusiones del proyecto sean relevantes y muevan a la acción.
El compromiso de la comunidad es esencial y prioritario para lograrlo y deberá incluir la colaboración con grupos de interés claves en acontecimientos relevantes, como la Conferencia RightsCon del mes que viene —uno de los principales eventos sobre Internet y derechos humanos— que tendrá lugar en Silicon Valley.
Partiendo de la base del éxito de trabajos recientes, como el descubrimiento de pruebas digitales de las fosas comunes de Burundi, nuestro objetivo general es profundizar en cómo las nuevas secuencias de datos y la investigación potenciada por la tecnología puede convertirnos en mejores guardianes de los derechos humanos.