Comunicados de prensa
5 diciembre 2013
La vasta infraestructura de represión de Corea del Norte ha quedado aún más de manifiesto en las nuevas imágenes de satélite que muestran la evolución de dos de los mayores campos de detención de presos políticos del país, ha revelado hoy Amnistía Internacional.
Una exhaustiva evaluación de los campos 15 y 16 (conocidos como kwanliso) ha permitido a Amnistía Internacional hallar nuevos bloques de viviendas, ver la ampliación de los centros de producción y constatar que en los campos continúa habiendo estrictas medidas de seguridad.
El análisis, junto con nuevos testimonios, se incluye en el último informe de Amnistía Internacional, titulado North Korea: Continued Investment in the Infrastructure of Repression.
Un ex guardia de seguridad de kwanliso 16 –el mayor campo de presos políticos de Corea del Norte– que nunca había hablado públicamente describe cómo los detenidos son obligados a cavar su propia fosa y las mujeres son violadas y hechas desaparecer.
“La atroz realidad de la constante inversión realizada por Corea del Norte en esta vasta red de represión ha quedado al descubierto. Instamos a las autoridades a que pongan en libertad incondicional de inmediato a los presos de conciencia que están en campos de detención y que clausuren éstos inmediatamente”, ha dicho Rajiv Narayan, investigador sobre el Este de Asia de Amnistía Internacional.
Amnistía Internacional ha dado a conocer estos últimos hallazgos a la Comisión de Investigación de la ONU que investiga los abusos contra los derechos humanos en Corea del Norte.
Cientos de miles de personas, entre los que hay menores de edad, están en campos de presos políticos y en otros centros de detención de Corea del Norte.
Muchas de estas personas no han cometido ningún delito, excepto ser familiares de otras consideradas culpables de graves delitos políticos, y su detención es una forma de castigo colectivo conocido como “culpabilidad por asociación”.
Kwanliso 16, situado cerca de Hwaseong, en la provincia de Hamgyong Septentrional, tiene unos 560 km2, tres veces el tamaño de Washington D.C., capital de Estados Unidos. Se trata de una de las zonas menos investigadas del enorme sistema de campos para presos políticos. En 2011, se calculaba que en kwanliso 16 había encarceladas 20.000 personas.
En las últimas imágenes, tomadas en mayo de 2013, se aprecia un ligero aumento de la población de kwanliso 16, donde son claramente visibles nuevos bloques de viviendas. En las imágenes se ve la construcción de los edificios, y dan una idea de las posibles condiciones de vida de los detenidos.
En las imágenes de satélite se observa claramente una importante actividad económica (minería, extracción de leña y agricultura) y se ve la expansión de una zona industrial dentro de kwanliso 16.
En los campos de presos políticos de Corea del Norte el trabajo forzado es habitual. Según el testimonio de ex detenidos y funcionarios, los detenidos son obligados a trabajar la mayoría del tiempo y en condiciones peligrosas, y tienen poco tiempo de descanso.
La seguridad sigue estando muy controlada, con vallas perimetrales y controles de seguridad claramente visibles. Parece haber restricciones para la circulación, que se controla mediante verjas de entrada vigiladas, torres de vigilancia y controles internos.
Lee, ex funcionario de seguridad del Campo 16 durante la década de 1980 y mediados de la década de 1990, contó a Amnistía Internacional en una entrevista en noviembre de 2013 los métodos de ejecución empleados. Se obligaba a los presos a cavar su propia tumba y luego los mataban golpeándoles el cuello a martillazos. Asimismo vio a funcionarios del campo estrangular a los detenidos y luego matarlos a golpes con palos.
Según Lee, a las mujeres se las hacía desaparecer después de violarlas: «Tras ‘servir’ durante toda la noche a los funcionarios, las mujeres tenían que morir para que no revelaran el secreto. Esto sucedía en la mayoría de los campos de presos políticos”.
Kim Young-soon, que estuvo detenida en el campo 15 entre 1980 y 1989, fue testigo de la ejecución pública de dos detenidos que habían tratado de fugarse: «Los subieron a un escenario donde los golpearon brutalmente. Los ataron a unas estacas y les dispararon tres veces a la cabeza, el pecho y los pies”.
En las recientes imágenes del Campo 15 –conocido como Yodok– se aprecia la demolición de 39 bloques de viviendas desde 2011, fecha en que Amnistía Internacional analizó por última vez imágenes de satélite del campo. Sólo se han construido seis bloques nuevos. Este descenso en el número de viviendas podría indicar una ligera reducción de la población de kwanliso, pero Amnistía Internacional no está en condiciones de verificar la población de personas ni la suerte que corren.
Kwanliso 15 ocupa una superficie de 370 km2 y está situado en el centro de Corea del Norte, a unos 120 km de la capital, Pyongyang. Se calcula que en 2011 había una población de 50.000 prisioneros en el campo, concentrada en valles fluviales.
Al igual que en kwanliso 16, la seguridad en Yodok sigue siendo muy estricta y existe una importante actividad económica. Por ejemplo, se observa claramente cómo se procesan maderas en lo que probablemente es una fábrica de muebles.