La excarcelación del activista pacífico doctor Tun Aung, encarcelado sólo por tratar de impedir la violencia entre comunidades, es una medida positiva, pero las autoridades de Myanmar deberían liberar también a las decenas de presos de conciencia que siguen entre rejas, ha declarado Amnistía Internacional.
El doctor Tun Aung, líder comunitario musulmán y médico, fue puesto en libertad ayer. Fue encarcelado por primera vez en 2012 tras intentar calmar a una multitud durante un altercado entre budistas y rohingyas en el estado de Rakhine, en la región occidental del país, y condenado a un máximo de 17 años de cárcel por diversos cargos falsos.
“Esta es una medida muy positiva de las autoridades y nos complace que el doctor Tun Aung esté por fin libre y pueda reunirse con su familia. Su excarcelación servirá de aliento a todas las personas que desde dentro y fuera del país han hecho campaña por su libertad”, afirmó Rupert Abbott, director de Investigación para el Sureste Asiático y Oceanía de Amnistía Internacional.
“Pero nunca debió haber sido encarcelado; los cargos formulados en su contra carecían de fundamento y los juicios fueron una farsa.”
“También existe el riesgo de que el doctor Tun Aung pueda ser detenido y encarcelado de nuevo, pues sólo ha sido puesto en libertad condicional. Las autoridades de Myanmar deberían levantar todas las restricciones que le han impuesto y garantizar que es libre para ejercer pacíficamente sus derechos humanos sin la amenaza de la detención o de la criminalización.”
“A pesar de la excarcelación del doctor Tun Aung, decenas de presos de conciencia más siguen en las cárceles de Myanmar; todos deben ser puestos en libertad de inmediato y sin condiciones.”
La violencia entre rohingyas y budistas en Myanmar estalló en el verano de 2012 y ha seguido esporádicamente desde entonces. Pero a pesar de las fehacientes declaraciones de testigos presenciales que afirman que las fuerzas de seguridad participaron en los actos violentos o permitieron que ocurrieran, hasta ahora no ha respondido ante la justicia ningún funcionario estatal.
“Mientras el doctor Tun Aung estaba en prisión, las personas responsables de la violencia que él trataba de impedir seguían libres. Las autoridades deberían dedicar su energía a hacer que rindan cuentas los perpetradores de abusos contra los derechos humanos en lugar de a encarcelar a quienes intentan impedir que se cometan esos abusos”, dijo Rupert Abbott.
En octubre de 2012, Amnistía Internacional nombró al doctor Tun Aung preso de conciencia. En diciembre del año siguiente, su caso fue incluido en la campaña del Maratón de Envío de Cartas, en la que millones de personas de todo el mundo actuaron a favor de personas y comunidades cuyos derechos humanos se estaban violando. Según una carta de la Comisión Nacional de Derechos Humano de Myanmar, las cartas que recibieron de miembros de Amnistía Internacional les impulsaron a estudiar de nuevo el caso del doctor Tun Aung.