Artículo de opinión en la revista digital E’a
Imagina vivir más de 20 años al costado de una ruta sin poder cubrir tus necesidades mínimas, tratando de sobrevivir justo en el límite de tus tierras donde tus ancestros vienen desarrollando tú cultura desde tiempos inmemorables. Imagina ahora que tus legisladores pudieran cambiar tú realidad con una simple votación. Esta es la situación actual de la comunidad indígena Sawhoyamaxa.
Afiche de la Campaña de Amnistía Internacional y Tierra Viva “Hacer visible lo invisible”.
El liderazgo conlleva una amplia responsabilidad
La democracia pone su esperanza en que los líderes de la sociedad protejan los intereses de sus ciudadanos y ciudadanas. Los líderes deben proponer programas políticos y leyes que ayuden a mejorar la vida de las personas bajo su jurisdicción. Los derechos humanos son reconocidos como estándares mínimos, inherentes, que nos pertenecen a todos/as por el simple hecho de ser humanos. Por ende, la protección y promoción de estos derechos es lo mínimo que se puede esperar de quienes se proponen y son elegidos como líderes de la sociedad.
El liderazgo conlleva una amplia responsabilidad. Después de más dos décadas de lucha por parte de los Sawhoyamaxa, los líderes del Paraguay, siendo los Senadores y Diputados de este país, tienen no sólo la oportunidad, sino también la obligación de cumplir con los derechos de esta comunidad, a quienes se les niega la devolución de sus tierras ancestrales. Un proyecto de ley de expropiación de sus tierras se encuentra en el Congreso Nacional para su consideración y aprobación. No cabe duda de que este es el momento de enseñar al mundo de que los líderes en Paraguay cumplen con los derechos humanos.
La comunidad Sawhoyamaxa ha tomado todas las acciones que permite un Estado de derecho. A inicios de los años 90 iniciaron trámites ante el Instituto de Bienestar Rural (ahora INDERT) y el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) para obtener sus tierras ancestrales, que habían sido comprados por un particular. Después de agotar todas las instancias que ofrece el sistema de justicia en Paraguay, la comunidad se vio obligada a recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), la cual sentenció a su favor en 2006, obligando al Estado paraguayo a restituir sus tierras ancestrales e invertir en su desarrollo. Siete años después, el Estado sigue sin cumplir con la sentencia.
Hacer Visible lo Invisible
Como reacción ante la grave discriminación a la que se enfrentan las comunidades indígenas del Paraguay, Amnistía Internacional y Tierraviva lanzaron la iniciativa “Hacer Visible lo Invisible”. La intención de la misma es llevar a la luz las violaciones a los derechos de los pueblosindígenas y llevar adelante acciones para combatirla. Exigir la restitución de tierras ancestrales de comunidades indígenas que cuentan con sentencias de la Corte IDH (son tres comunidades en el Paraguay) es un elemento central de esta iniciativa. Entonces cuando la comunidad Sawhoyamaxa en marzo de 2013 decidió que no pudo esperar más y reocupó una parte de sus tierras, Amnistía Internacional y Tierraviva se solidarizaron con ellos.
Es necesario que globalmente se reconozca la gravedad de esta situación. Muchos integrantes de esta comunidad han fallecido como consecuencia de situaciones prevenibles. Accidentes causados por automóviles han sucedido a causa de que esta comunidad se vio obligada a vivir al costado de la ruta. La falta de acceso al sistema de salud también cobró muchas vidas a lo largo de estos años. La misma cultura de la comunidad indígena corre riesgo de desaparecer. Si no pueden acceder a sus tierras ancestrales no pueden mantener sus tradiciones ni su independencia. Esta comunidad solía sobrevivir a base de la pesca, la caza y la recolección de frutas, entre otras actividades. Sin el acceso a sus tierras, no pueden realizar estas actividades. Tampoco pueden visitar los lugares donde ellos enterraron sus ancestros, lugar donde hoy pastean vacas. El peligro es la pobreza, que poco a poco amenaza a la comunidad con fragmentación y emigración.
Es inexcusable que una comunidad como Sawhoyamaxa sea expuesta a esta situación. El Estado durante muchos años se escudó detrás de la excusa de la protección al derecho a la propiedad privada. Esta excusa es inaceptable ya que tanto la propiedad privada como los derechos de los pueblos indígenas están amparados ante los derechos humanos. Sin embargo, el Estado cometió un grave error al permitir la compra de unas tierras que pertenecen a una comunidad indígena. Este razonamiento fue avalado por la Corte IDH que en su sentencia exige que Paraguay restituya las tierras a la comunidad. Cumplir con la sentencia es obligatorio.
Considerando que la negociación para la compra de las tierras fracasó, sólo queda la alternativa de la expropiación. Esta medida no dejará indefenso al propietario actual, quién sería indemnizado. Sin embargo, no realizarla sí dejaría indefensa a la comunidad Sawhoyamaxa que una vez más sería defraudado por los líderes de su país. Con estas reflexiones en mente, Amnistía Internacional y Tierraviva exigen que los miembros del Congreso Nacional del Paraguay voten a favor del proyecto de ley de expropiación de las tierras ancestrales de la comunidad Sawhoyamaxa y cumpla con la sentencia de la Corte IDH cabalmente.
Vicedirector de Comunicación de Amnistía Internacional,
Frank Conde.