A un año de la muerte de los periodistas Pablo Medina y Antonia Almada, Amnistía Internacional Paraguay se solidariza con los familiares y toda la comunidad periodística, y se suma al pedido de Justicia y fin de la Impunidad en los crímenes contra periodistas en el Paraguay.
Amnistía Internacional ha sido testigo de cómo el periodismo libre es fundamental en toda sociedad que busca el respeto a los derechos humanos. El trabajo de las y los periodistas permite a la sociedad informarse y sirve de barrera protectora frente a los abusos del poder, los cuales por norma intentan mantenerse ocultos. En Paraguay, en los últimos tiempos, esta tarea se ha convertido altamente peligrosa.
Una prensa libre, que informe sobre los asuntos que conforman nuestras vidas, es una de las piedras angulares de cualquier sociedad democrática. El derecho a buscar, recibir y compartir información e ideas sin miedo ni injerencias ilegítimas es esencial para la educación, para el desarrollo como personas, acceder a la justicia y disfrutar de todos los demás derechos.
Sin embargo, quienes ejercen el periodismo se enfrentan a menudo a amedrentamientos y agresiones por sectores con mucho poder político y/o económico. Muchos trabajadores y muchas trabajadoras de prensa en Paraguay cotidianamente se exponen a enormes peligros a sus propias vidas, en el ejercicio de su profesión y en el deber de informar libremente a la ciudadanía, en especial en algunas zonas del territorio, que revisten mayor falta de garantías a su seguridad personal.
Los crímenes contra periodistas, y en esta fecha en particular, contra Pablo y Antonia nos convocan como sociedad, pero en especial a nuestras autoridades nacionales, a la exigencia de total esclarecimiento de los hechos y justicia para las víctimas.
Amnistía Internacional insta al Estado paraguayo a redoblar esfuerzos y acciones en pos de la garantía de un ejercicio libre de expresión y de prensa, para la consolidación de una sociedad más respetuosa de los derechos humanos.