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Pakistán debe declarar de inmediato la suspensión de la pena de muerte tras la ejecución de un hombre que era menor de 18 años en el momento de la comisión del delito, según sus abogados, y a quien la policía torturó para obligarlo a «confesar»; así lo ha afirmado Amnistía Internacional.
Shafqat Hussain, condenado a muerte por secuestro y homicidio impremeditado en 2004, ha sido ahorcado esta mañana en la prisión central de Karachi. Fue declarado culpable en aplicación de la Ley Antiterrorismo de Pakistán a pesar de que no había indicios de que estuviera vinculado a alguna organización terrorista. Su ejecución se había aplazado en cuatro ocasiones desde que Pakistán levantó la moratoria sobre la pena capital en diciembre de 2014.
«Es otro día muy triste para Pakistán. Un hombre cuya edad seguía siendo motivo de controversia y cuya declaración de culpabilidad estuvo basada en la tortura ha pagado ahora con su vida, y por un delito que, según el derecho internacional, no puede ser penado con la muerte”, ha afirmado David Griffiths, director de investigación de Amnistía Internacional para Asia Meridional.
“El gobierno ha mostrado una cruel indiferencia no sólo hacia la vida humana, sino hacia las leyes y normas internacionales. Ha desoído incluso la recomendación de uno de sus propios órganos, la Comisión de Derechos Humanos de Sind, de solicitar al Tribunal Supremo que considere que las pruebas relativas a su condición de delincuente juvenil y su «confesión» fueron obtenidas mediante tortura.»
Desde que Pakistán declaró el fin de la moratoria sobre las ejecuciones en diciembre de 2014, Amnistía Internacional ha documentado al menos 200 ejecuciones.
“Es demasiado tarde para salvar la vida de Shafqat Hussain, pero aún quedan miles de personas condenadas a muerte en Pakistán que corren peligro de ser ejecutadas. El gobierno ya se ha cobrado al menos 200 vidas en los últimos ocho meses; esto tiene que terminar ya. Las autoridades deben declarar la suspensión de la pena de muerte con vistas a su abolición final», ha dicho David Griffiths.