Tras la decisión de hoy del Tribunal Regional de Chui de confirmar la condena a cadena perpetua del defensor de los derechos humanos y preso de conciencia Azimjan Askarov, el director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central, Denis Krivosheev, ha declarado:
“La justicia de Kirguistán ha sufrido hoy un duro golpe. Al decidir no excarcelar a Azimjan Askarov, el tribunal regional ha infringido manifiestamente las obligaciones internacionales del país en materia de derechos humanos.”
La justicia de Kirguistán ha sufrido hoy un duro golpe. Al decidir no excarcelar a Azimjan Askarov, el tribunal regional ha infringido manifiestamente las obligaciones internacionales del país en materia de derechos humanos.
Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central
“El Comité de Derechos Humanos de la ONU pidió el año pasado la libertad inmediata de Azimjan Askarov y la anulación de su declaración de culpabilidad, y ofreció a las autoridades de Kirguistán la oportunidad de corregir una grave injusticia. Esa oportunidad se ha desaprovechado.”
“De acuerdo con las obligaciones contraídas por Kirguistán en virtud del derecho internacional y con las conclusiones del Comité de Derechos Humanos de la ONU, instamos una vez más a las autoridades kirguises a que ordenen la libertad inmediata e incondicional a Azimjan Askarov, y le concedan una indemnización adecuada por este terrible calvario. Las autoridades deben poner fin a esta injusticia y garantizar que los defensores y defensoras de los derechos humanos pueden trabajar en el país sin temor a sufrir represalias.”
Información complementaria
El defensor de los derechos humanos Azimjan Askarov fue condenado a cadena perpetua en septiembre de 2010 en un juicio que incumplió las normas internacionales sobre juicios justos. Azimjan Askarov ha denunciado también que fue torturado bajo custodia policial. Askarov, de etnia uzbeka, fue acusado de complicidad en el asesinato de un policía, cometido durante varios días de violencia entre la comunidad étnica kirguís y la uzbeka que se desarrollaron en el sur de Kirguistán en junio de 2010. Tres meses después fue condenado a cadena perpetua. Amnistía Internacional cree que los cargos contra Azimjan Askarov fueron fabricados y de motivación política, y considera que es un preso de conciencia, encarcelado sólo por su labor en favor de los derechos humanos.
En su decisión de marzo de 2016 sobre el caso de Azimjan Askarov, el Comité de Derechos Humanos de la ONU reconoció que Azimjan Askarov era una víctima de la tortura, que había sido recluido arbitrariamente, que las condiciones de su reclusión eran inhumanas y que se le estaba negando su derecho a un juicio justo. En cumplimiento de estas recomendaciones, el Tribunal Supremo de Kirguistán estudió su caso en julio de 2016, pero en lugar de ordenar su libertad, remitió la causa al Tribunal Regional de Chui para que fuera sometida a una revisión adicional.