La reciente revelación de la dibujante de viñetas satíricas Atena Farghadani de que fue obligada a someterse a una “prueba de virginidad y embarazo” antes de ser juzgada bajo el cargo de “relaciones sexuales ilegítimas” por haber estrechado la mano de su abogado, ha añadido otra mancha al vergonzoso historial de violencia contra las mujeres de Irán. Así lo manifestaba hoy Amnistía Internacional.
En una nota escrita por ella misma, que se ha filtrado desde la cárcel y a la que Amnistía Internacional ha tenido acceso, Atena Farghadani dice que las autoridades judiciales la llevaron a un centro médico fuera de cárcel el 12 de agosto de 2015 y la obligaron a someterse a las pruebas, supuestamente con el propósito de investigar el cargo formulado contra ella.
“Es inaudito que, además de imponer a Atena Farghadani un cargo ridículo por el ‘delito’ de estrechar la mano a su abogado, las autoridades de Irán la hayan obligado a someterse a una ‘prueba de virginidad y embarazo’”, afirmaba Said Boumedouha, director adjunto del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“Al actuar así, las autoridades judiciales iraníes no han podido caer más bajo, pretendiendo utilizar el estigma asociado a la violencia sexual y de género para intimidarla, castigarla o acosarla.”
La práctica de obligar a pasar “pruebas de virginidad” está reconocida a nivel internacional como una forma de violencia y discriminación contra las mujeres y las niñas. Además, viola la prohibición absoluta de la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes establecida por el derecho internacional, especialmente el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que Irán ha ratificado.
“Las autoridades de Irán deben deben liberar de inmediato y de forma incondicional a Atena Farghadani, que es presa de conciencia. Mientras esté bajo custodia, debe estar protegida frente a otros malos tratos o represalias, incluidas las presiones para que retire su denuncia. Es necesario realizar de forma urgente una investigación imparcial e independiente sobre las supuestas torturas y malos tratos que ha sufrido Atena Farghadani, y los responsables deben comparecer ante la justicia”, ha afirmado Said Boumedouha.
Atena Farghadani y todas las presas que han denunciado violencia de género deberían recibir elogios por su valentía, así como una reparación integral con garantías de que esta no volverá a ocurrir.
En lugar de utilizar los tabús sobre la violencia sexual para alejar a las mujeres del activismo político, las autoridades iraníes deben tomar medidas de forma urgente para poner fin a la violencia y la discriminación contra las mujeres, y garantizarles el acceso a procedimientos legales para que se haga justicia en los casos de violencia por motivos de género.
Desde que fue acusada de “relaciones sexuales ilícitas sin llegar al adulterio” por estrechar la mano a su abogado en junio de 2015, Atena Farghadani ha denunciado que el personal y guardias penitenciarios le han dedicado gestos lascivos, insultos sexuales y otras ofensas. En septiembre de 2015, hizo una huelga de hambre “seca” (sin tomar líquidos) de tres días en protesta por estos malos tratos, pero el acoso no ha cesado.
Información complementaria
Atena Farghadani es presa de conciencia. No ha cometido ningún delito reconocido a nivel internacional, y ha sido castigada simplemente por ejercer sus derechos a las libertades de expresión, asociación y reunión.
Recluida en prisión desde enero de 2015, Atena Farghadani fue condenada en junio del mismo año a doce años y nueve meses de cárcel por su activismo pacífico, especialmente por reunirse con familias de presos políticos, y por dibujar una viñeta satírica en la que los legisladores aparecían como monos, vacas y otros animales. La viñeta protestaba por un proyecto de ley que trata de penalizar la esterilización voluntaria y de restringir el acceso a métodos anticonceptivos y a los servicios de planificación familiar.
En diciembre de 2014, tras salir en libertad bajo fianza, Atena publicó en YouTube un mensaje en vídeo quejándose por cómo unas guardias penitenciarias de la prisión de Evin la habían golpeado, insultado y obligado a desnudarse para un registro corporal. En lugar de investigar estas denuncias, las autoridades iraníes la detuvieron de nuevo en enero de 2015, posiblemente como represalia por el vídeo.
La realización de pruebas de virginidad forzadas a mujeres detenidas constituye una violación grave del derecho internacional. Viola los derechos humanos de las mujeres y las niñas a la integridad física, la dignidad y la intimidad, así como el derecho a no sufrir tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. Estas pruebas son discriminatorias tanto en objeto como en efecto, y no existe absolutamente ninguna justificación razonable para tal violencia y abusos.
La Organización Mundial de la Salud ha instado a las autoridades de todo el mundo a que pongan fin a las “pruebas de virginidad” en todos los casos y a que prohíban a los profesionales de la salud perpetuar esta práctica degradante y discriminatoria.