Comunicados de prensa
29 abril 2014
La incapacidad de las autoridades iraquíes para atajar un alarmante brote de violencia expone a los ciudadanos que deseen votar en las elecciones parlamentarias del 30 de abril a un gran riesgo de sufrir un ataque, ha declarado Amnistía Internacional.
En el último atentado, cometido el viernes, al menos 31 personas perdieron la vida y varias más resultaron heridas en una serie de explosiones dirigidas contra el acto electoral de un partido político en Bagdad. Estas son las terceras elecciones parlamentarias que se celebran desde la invasión de Irak en 2003, pero serán las primeras desde que se retiraron las tropas estadounidenses en 2011.
“En el último año Irak se ha visto afectada por una violencia creciente que ha causado el número más elevado de víctimas en años”, ha afirmado Said Boumedouha, director adjunto del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“La gente debería poder votar sin temor a ser atacados deliberadamente. Las autoridades iraquíes tienen el deber de garantizar que los ciudadanos pueden participar en unas elecciones sin sufrir ataques de grupos armados, la intimidación de las fuerzas de seguridad y ninguna acción que interfiera en el ejercicio de su derecho constitucional al voto.”
Alrededor de 7.800 personas, en su mayoría civiles, murieron en 2013 —la cifra más elevada de víctimas mortales desde 2008—, según datos de la ONU. La división religiosa entre la mayoría chií y la población minoritaria suní alimenta la violencia en todo Irak. La minoría árabe suní se siente agraviada, discriminada y marginada políticamente. Estas quejas han desembocado en enfrentamientos, como los producidos en la gobernación de Al Anbar, que ha sufrido algunos de los peores actos de violencia de los últimos meses.
Los iraquíes están convocados para elegir a 328 nuevos miembros del Consejo de Representantes, el Parlamento iraquí. El nuevo Parlamento elegirá a su vez al primer ministro, al presidente y al gobierno.
Las elecciones se celebran en un contexto de violaciones de derechos humanos que se remontan a mucho tiempo atrás:
• Miles de detenidos están en prisión sin cargos. Muchos de los que son juzgados son condenados a largas penas de cárcel tras unas actuaciones judiciales injustas.
• En muchos casos las condenas se basan en “confesiones” obtenidas bajo tortura.
• Irak sigue siendo uno de los países en los que se ejecuta a más presos; en 2013 se tuvo noticia de 169 ejecuciones, muchas por cargos de terrorismo.
• La tortura y otros malos tratos dentro de las prisiones y centros de detención siguen abundando y generalmente quedan impunes.
• Los periodistas son víctimas habituales de intentos de asesinato o de amenazas de muerte, y las autoridades iraquíes no les prestan suficiente protección.
“Los retos para cualquier nuevo gobierno se extenderán mucho más allá de restablecer la seguridad. La tortura y otros malos tratos en las prisiones siguen proliferando. Los detenidos permanecen en la cárcel sin cargos o son sometidos a juicios injustos, y las ejecuciones aumentan de forma alarmante”, dijo Said Boumedouha.
“Las autoridades iraquíes deben hacer todo lo posible para proteger los colegios electorales. Nadie debería tener que elegir entre arriesgar la vida y elegir a sus representantes en el Parlamento.”