El brutal asesinato de una líder indígena en Honduras pinta un panorama terrorífico sobre los peligros que enfrentan los defensores y defensoras de los derechos humanos y activistas sociales en el país, dijo Amnistía Internacional.
Berta Cáceres, líder y co-fundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), fue asesinada en su casa a tempranas horas de la mañana de hoy, en la ciudad de La Esperanza de la provincia de Intibucá al este de Honduras.
“El cobarde asesinato de Berta es una tragedia que estaba a punto de ocurrir. Por años, ella fue víctima de constantes acosos y amenazas para disuadirla de defender los derechos de las comunidades indígenas,” dijo Erika Guevara-Rosas, Directora de las Américas de Amnistía Internacional.
“A no ser que las autoridades en Honduras tomen una acción decisiva para encontrar a los responsables de este crimen atroz y tomen medidas para proteger a otros activistas como Berta, ellos tendrán sangre en sus manos. El gobierno debe llevar a los responsables de este crimen ante la justicia y garantizar la protección de su familia y de todos los miembros de COPINH.”
“La muerte de Berta tendrá un impacto devastador para muchos activistas, defensores y defensoras de los derechos humanos y organizaciones tales como Amnistía Internacional, quienes trabajaban junto con ella para garantizar que los derechos de las personas más vulnerables en América sean protegidos.”
COPINH recientemente había protestado por la construcción de la represa de Agua Zarca en la comunidad de Río Blanco.