Singapur ha dado un reprobable giro de 180 grados al ejecutar a dos presos, los primeros desde 2011, han dicho hoy Amnistía Internacional y la Red Asiática contra la Pena de Muerte (ADPAN).
Tang Hai Liang, de 36 años, y Foong Chee Peng, de 48, han sido ejecutados hoy en el complejo penitenciario de Changi, en Singapur. Ambos habían sido declarados culpables y condenados a muerte de forma preceptiva en enero y de abril de 2011, respectivamente, por delitos relacionados con las drogas en aplicación de la Ley sobre Consumo de Drogas.
“La ejecución en la horca de Tang Hai Liang y Foong Chee Peng supone un gran paso atrás para los derechos humanos en Singapur”, ha dicho Hazel Galang-Folli, investigadora de Amnistía Internacional sobre Singapur.
“Resulta sumamente decepcionante que las autoridades hayan dado un giro de 180 grados sobre la suspensión de las ejecuciones y que no hayan aprovechado su intachable historial sin ejecuciones en los últimos dos años para impulsar más reformas en el país.”
Delitos que no tienen consecuencias letales, como los relacionados con drogas, se encuentran por debajo del umbral de “los más graves delitos” para los que puede imponerse la pena de muerte en virtud del derecho internacional.
El 14 de noviembre de 2012, el Parlamento de Singapur adoptó enmiendas para abolir la imposición prescriptiva de la pena de muerte bajo ciertas circunstancias en casos de asesinato y narcotráfico. Tras esta modificación de la ley, las condenas a muerte de al menos nueve personas se revisaron, y al final se conmutaron por cadena perpetua y azotes con vara.
El gobierno de Singapur declaró que los dos hombres ejecutados hoy habían renunciado al derecho que les asistía, tras la modificación de la legislación, a que se revisara su condena a muerte preceptiva.
“Las ejecuciones tuvieron lugar a pesar del recurso que impugnaba la validez del apartado 33B de la Ley sobre Consumo de Drogas, que podría haber salvado en última instancia las vidas de presos en espera de ejecución como Tang Hai Liang y Foong Chee Peng, condenados preceptivamente a muerte en aplicación de esta ley. Condenamos el uso de la pena de muerte, que privó a estos hombres de su derecho a la vida”, ha dicho Ngeow Chow Ying, secretaria de ADPAN.
Al menos 26 personas seguían en espera de ejecución en Singapur al acabar 2013.
Al reanudar hoy las ejecuciones, Singapur se ha situado a contracorriente de la actual tendencia global a terminar con el uso de la pena capital, un castigo que más de dos tercios de los países del mundo han abolido en la ley o en la práctica.
En la región de Asia y Oceanía, 17 de 41 países han abolido la pena de muerte para todos los delitos, 10 la han abolido en la práctica y uno –Fiyi– la utiliza sólo en casos excepcionales de delitos militares