Diecinueve personas muertas, mientras los enfrentamientos violentos continúan en el sureste de Turquía.

TURQUIA IMAGEN DE NOTICIA

El gobierno turco debe actuar para detener la espiral de violencia que sigue azotando el sureste del país, predominantemente kurdo, donde 19 personas murieron y muchas otras resultaron heridas durante las protestas provocadas por los avances del grupo armado autodenominado Estado Islámico hacia la frontera de Siria con Turquía.

“Es fundamental que las autoridades turcas actúen de inmediato para calmar las tensiones, con una política firme pero que respete los derechos, y con el compromiso de investigar sin demora la muerte de 19 personas y las heridas sufridas por decenas de manifestantes”, ha manifestado Andrew Gardner, investigador de Amnistía Internacional sobre Turquía.

“Todo uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad debe ser estrictamente conforme con las normas internacionales de derechos humanos, en particular con los principios de necesidad y proporcionalidad.”

Las protestas se desataron por el ataque del grupo armado Estado Islámico (EI) contra la ciudad de Kobane/Ayn Al Arab en Siria, bajo el control del grupo kurdo Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo). Kobane permanece bajo control de las YPG desde julio de 2012. Desde julio de 2013 ha sufrido el asedio y los ataques del EI, y desde septiembre de 2014 sufre una reanudación e intensificación de esos ataques.

Los manifestantes partidarios de las YPG acusan al gobierno turco de no hacer nada para impedir los homicidios de kurdos en Kobane o el avance del EI.

Según la información recibida, hasta 18 personas murieron por disparos o por golpes durante los violentos enfrentamientos que hubo en la región entre manifestantes y grupos islamistas a los que se acusa de ser simpatizantes del EI.

En la ciudad de Varto, en la provincia oriental de Muş, Hakan Buksur, de 25 años, murió cuando la policía disparó munición real contra manifestantes que arrojaban piedras. En la ciudad, los manifestantes arrojaron piedras a la policía y prendieron fuego a edificios públicos.

A la policía se le unieron el ejército y la policía militar, y se impusieron toques de queda mientras las autoridades intentan restaurar el orden en la región. También hubo protestas y enfrentamientos con la policía en las tres ciudades más grandes de Turquía: la capital, Ankara, Estambul y Esmirna.

En el último mes, desde que el EI lanzó su ataque cerca de la ciudad, hasta 200.000 refugiados kurdos de la zona de Kobane han huido a Turquía. Se cree que hasta 5.000 civiles pueden permanecer en la zona de Kobane, donde se están produciendo enfrentamientos armados entre el EI y las YPG.

El 25 de septiembre, los refugiados que llegaban desde Kobane y los pueblos circundantes relataron a una delegación de Amnistía Internacional en la frontera los homicidios generalizados de civiles kurdos y otros abusos cometidos por las fuerzas del EI en su avance.

“Es fundamental que, en esta inestable situación, ante la información que indica que el EI está tratando de cortar las rutas de huida desde Kobane a Turquía, la frontera permanezca abierta a las personas refugiadas de Siria”, ha manifestado Andrew Gardner.

“Las tensiones que bullen en Turquía han alcanzado un punto crítico por el conflicto en Siria. Las acciones del gobierno tendrán ahora consecuencias trascendentales. El calmar la situación e investigar las muertes ocurridas durante los sangrientos enfrentamientos de ayer puede aportar cierta estabilidad a una región agitada.”

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