Cumbre UE-Balcanes Occidentales: Tarjeta roja para la respuesta de los dirigentes a la crisis de refugiados

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Con motivo de la Cumbre de la UE y los Balcanes Occidentales los días 26 y 27 de agosto, con sus dirigentes reunidos en Viena, Amnistía Internacional ha solicitado que, con carácter urgente, recapaciten y vuelvan a redactar las políticas y prácticas europeas en materia de asilo. Los dirigentes debatirán la actual crisis de refugiados en los Balcanes Occidentales en la segunda jornada de la Cumbre; en la primera habrá reuniones sobre cooperación regional y un partido de fútbol. Los debates tienen lugar en medio de llegadas de refugiados cada vez más frecuentes a las zonas fronterizas de los Balcanes europeos, informes de hoy que indican que la policía húngara está empleando gas lacrimógeno contra refugiados y migrantes, el deterioro de las condiciones de recepción en Grecia (uno de los Estados miembros de la UE fronterizos) y el cierre progresivo de las fronteras de la Fortaleza Europa para quienes necesitan protección internacional.

“Lo que estamos presenciando en las zonas fronterizas de Europa es sintomático del absurdo del sistema de concesión de asilo europeo –ha dicho Gauri van Gulik, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central–. Tras huir del miedo y la desesperación, los refugiados se enfrentan a una elección imposible: quedarse y solicitar asilo en el país de llegada, donde, en el caso de Grecia, deben soportar atroces condiciones de recepción y reclusión, o seguir viajando, embarcándose de nuevo en un viaje potencialmente clandestino y peligroso.»

Según el Reglamento Dublín, los refugiados están obligados a presentar su solicitud de asilo en el primer país al que llegan. En el caso de los que llegan a Grecia, dado el acceso limitado o nulo a asistencia médica o a ayuda humanitaria, y las penosas condiciones que suelen imperar en centros de detención o campos abiertos superpoblados, muchos deciden continuar su viaje hacia el norte atravesando Macedonia y Serbia, para volver a entrar finalmente en la Unión Europea por Hungría. Pero su tránsito por la ruta de los Balcanes Occidentales (cruzando Grecia, Macedonia, Serbia y Hungría) está plagado de obstáculos para solicitar asilo. Macedonia y Serbia cada vez tienen menos capacidad para hacer frente al número creciente de refugiados que, debido a las políticas de asilo de la UE, se ven impelidos a cruzar sus territorios, y posteriormente apenas reciben apoyo de la UE.

Muy recientemente, el 19 de agosto, Macedonia declaró el estado de crisis y cerró su frontera meridional durante dos días, y la policía paramilitar y fuerzas militares emplearon fuerza excesiva y armas de fuego para impedir la entrada de refugiados en el país. En Serbia, las condiciones de acogida siguen siendo inadecuadas y solicitar asilo es sumamente difícil. En julio, Amnistía Internacional documentó malos tratos, devoluciones «en caliente» y detenciones ilegales a lo largo de la ruta de los Balcanes Occidentales.

Hungría está en proceso de terminar la colocación de una valla de 175 km a lo largo de la frontera con Serbia, otra barrera más para los refugiados que buscan protección. El gobierno húngaro tiene asimismo previsto penalizar el cruce irregular de fronteras en las próximas semanas. En julio, Hungría reformó su legislación para que se pudiera denegar el acceso al procedimiento de concesión de asilo a los solicitantes que hubieran atravesado alguno de la lista de países que las autoridades húngaras consideran «seguros», entre ellos Serbia y Macedonia.

“El hecho de que los refugiados estén atrapados en tierra de nadie en los Balcanes sin protección ni apoyo mientras los Estados de la UE les dan la espalda suscita verdadera preocupación. Así quedan expuestos a sufrir más abusos contra sus derechos humanos”, ha afirmado Gauri van Gulik.

Pero, como siguen llegando barcos con refugiados a bordo a las costas griegas y la alta comisionada de la ONU para los refugiados ha anunciado unas previsiones de hasta un total de 3.000 refugiados y migrantes que cruzarán diariamente a Macedonia a lo largo de los próximos meses, las autoridades de los Estados balcánicos occidentales aún tienen que cumplir con sus obligaciones respecto a los solicitantes de asilo, que incluyen permitirles solicitar asilo sin demora y de manera efectiva.

“Es cierto que los territorios fronterizos europeos se enfrentan a unos índices sin precedentes de llegada de refugiados. Pero también es cierto que sólo representan una mínima parte de la cantidad ingente de refugiados que están siendo acogidos por países en vías de desarrollo, mientras el mundo se enfrenta a la peor crisis de refugiados de su historia desde la Segunda Guerra Mundial. El aumento de las llegadas no exime de sus obligaciones jurídicas a los países situados a lo largo de la ruta de los Balcanes –ha afirmado Gauri Van Gulik––. “Ante la ausencia manifiesta de rutas suficientes, seguras y legales hacia Europa, la gente no tiene más alternativa que embarcarse en viajes irregulares y plagados de peligros, ya sea atravesando el Mediterráneo o, cada vez más, los Balcanes Occidentales. Ya es hora de mostrar una tarjeta roja a Europa por su respuesta a la crisis de los refugiados y apremiar a sus Estados para que recapaciten.”

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