Existe el riesgo de que la OTAN salga de Afganistán dejando un legado de impunidad, a menos que se aborden, con justicia y reparaciones, los homicidios ilegítimos de civiles cometidos por las fuerzas internacionales durante más de un decenio, ha afirmado Amnistía Internacional en vísperas de un cumbre internacional clave que se celebra los días 4 y 5 de septiembre en Newport, Gales (Reino Unido).
Entre los puntos del orden del día para los jefes de Estado y de gobierno que asistirán a la cumbre figuran el apoyo y la instrucción de las Fuerzas de Seguridad Nacionales Afganas (ANSF, en sus siglas en inglés), que asumirán la plena responsabilidad de la seguridad en el país al terminar el año.
“Cuando sólo faltan unos meses para el final de la transición en materia de seguridad, es un momento clave para abordar la casi total ausencia de rendición de cuentas por las víctimas civiles, algo que es claramente ilegítimo y completamente inaceptable”, ha afirmado Richard Bennett, director del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional.
“Los responsables de homicidios ilegítimos de civiles desde el comienzo de la intervención internacional en 2001 deben comparecer ante la justicia, y las familias y los supervivientes deben recibir reparaciones con arreglo a las normas internacionales. Asimismo, las tropas afganas necesitan mucho más apoyo para prevenir, vigilar y abordar las violaciones de derechos humanos.”
En un informe reciente, Amnistía Internacional documentó la casi total falta de justicia para las víctimas civiles causadas por las fuerzas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán. El informe se centraba principalmente en las fuerzas estadounidenses, que han integrado la mayor parte de las fuerzas internacionales en Afganistán y han estado implicadas en la inmensa mayoría de los casos en los que se han producido víctimas civiles.
Amnistía Internacional calcula que unos 1.800 civiles perdieron la vida en operaciones militares internacionales entre 2009 y 2013, el periodo abarcado por el informe.
Aunque no todas las muertes de civiles en conflictos armados suponen una violación del derecho internacional, en varios casos investigados por Amnistía Internacional se encontraron datos convincentes sobre crímenes de guerra cometidos por las fuerzas estadounidenses; sin embargo, los enjuiciamientos han sido escasos.
“Estados Unidos y sus socios de la OTAN deben investigar con urgencia todos los casos en los que parezca que las fuerzas internacionales han causado la muerte de civiles, y garantizar que las familias y los supervivientes obtienen la justicia y las reparaciones que merecen cuando existan indicios de homicidio ilegítimo”, ha afirmado Richard Bennett.
“Además, la OTAN debe hacer públicas las conclusiones de sus propias investigaciones ya realizadas, como las de los Equipos Conjuntos de Evaluación de Incidentes que se establecen para evaluar los informes de víctimas civiles.”
Dado que las fuerzas afganas deben hacerse cargo plenamente de la seguridad en 2015, la OTAN y el gobierno de Afganistán han tomado medidas positivas para establecer un mecanismo encargado de hacer el seguimiento de las violaciones de derechos cometidas por las fuerzas armadas afganas.
“Hemos recibido también informes inquietantes sobre diversas violaciones de derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad afganas, y nos congratula que el gobierno de Afganistán y la OTAN parezcan estar tomando medidas para abordarlas. La OTAN debe asegurarse de que la ANSF establece un mecanismo efectivo y bien dotado de recursos que se encargue de hacer el seguimiento de las muertes de civiles y de investigarlas, y, cuando así se requiera, de enjuiciar al personal que cometa violaciones”, ha afirmado Richard Bennett.
Recomendaciones adicionales
La violencia relacionada con el conflicto y la inseguridad siguen causando desplazamiento interno. Se calcula que 631.286 afganos continúan en situación de desplazamiento interno en el país como consecuencia del conflicto, de ellos decenas de miles sólo en el último año. La OTAN debe abordar el desplazamiento derivado del conflicto y, como parte de las iniciativas para mejorar la capacidad de la ANSF, la instrucción profesional y las políticas sobre protección de civiles deben incluir la prevención y mitigación del desplazamiento.
Cuando la OTAN se dispone a concluir su transición en materia de seguridad, debe tomar asimismo medidas para ayudar a reforzar el papel de las mujeres en el proceso de paz y reconciliación y, en términos más generales, fomentar su participación en los asuntos públicos. Esto debe incluir la aplicación plena en Afganistán de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el papel de las mujeres, incluida la Resolución 1325. Deben realizarse los esfuerzos necesarios, en la propia Cumbre y en el proceso de seguimiento, para garantizar la participación significativa de las mujeres afganas de las instituciones del Estado y de la sociedad civil, y para garantizar que sus opiniones se escuchan y se toman en consideración.