Las autoridades búlgaras deben tomar más medidas para prevenir los crímenes de odio xenófobos, ha declarado hoy Amnistía Internacional en medio de un aumento de los ataques racistas que atemorizan a la población migrante.
Los ataques más recientes, cometidos el pasado fin de semana, fueron contra un adolescente de Malí, agredido cerca de una mezquita de la capital, Sofía, y un búlgaro de origen turco, hospitalizado en coma tras sufrir una paliza de un grupo de “cabezas rapadas”.
“Hay un aumento alarmante y peligroso de la xenofobia en Bulgaria, y son las autoridades las que tienen que prevenirla. En lugar de eso, muchas declaraciones recientes del gobierno podrían agravar la situación”, ha afirmado Barbora Cernusakova, de Amnistía Internacional, que hablará de este tema con las autoridades del gobierno búlgaro mañana en Sofía.
“Las personas migrantes y refugiadas en Bulgaria viven en un clima de temor y todos los ataques contra estos grupos vulnerables deben investigarse de forma urgente y exhaustiva.”
El espectacular aumento del número de personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes que han entrado en Bulgaria este año, en su mayoría procedentes de Siria, ha desencadenado protestas contra los inmigrantes organizadas por grupos de extrema derecha.
La retórica xenófoba también ha llegado al ámbito político general, y el ministro del Interior, Tsvetlin Yovchev declaró este mes: “No hay ningún país que se haya beneficiado jamás del hecho de tener refugiados en su territorio.”
Entre los ataques xenófobos más recientes figura el apuñalamiento de un maliense de 18 años el domingo y el de un sirio de 17 años la semana pasada.
El 9 de noviembre, Menin, búlgaro de 28 años de origen turco, recibió una paliza tras ser confundido con un inmigrante. Su esposa Minka dijo a Amnistía Internacional que la familia tiene ahora demasiado miedo para quedarse en el albergue donde viven.
“Mi hija y yo lo encontramos después de que le dieran la paliza. Estaba en el suelo, lleno de sangre. Lo reconocí por la bolsa que llevaba”, contó.
Minka dijo que el ataque fue desencadenado por el apuñalamiento de una joven búlgara de 20 años en Sofía la semana pasada, por el que fue detenido como presunto autor un argelino.
El presidente y el primer ministro búlgaros han condenado hoy la xenofobia, pero al mismo tiempo, el gobierno está tomando medidas para impedir la entrada de refugiados en el país.
El ministro de Defensa, Angel Naydenov, se ha comprometido a tomar “medidas muy serias y drásticas” en la frontera con Grecia y Turquía, en el sur.
“En lugar de adoptar medidas contra las personas migrantes, muchas de las cuales tienen motivos legítimos para pedir asilo, las autoridades búlgaras deberían garantizar que los solicitantes de asilo, refugiados y migrantes son bien recibidos y no temen vivir en Bulgaria”, concluyó Cernusakova.