Comunicados de prensa
19 noviembre 2013
Las autoridades búlgaras deben adoptar medidas urgentes para mejorar las condiciones de un centro de alojamiento de emergencia para solicitantes de asilo situado junto a la frontera con Turquía, ha declarado hoy Amnistía Internacional mientras protestaban decenas de residentes, incluidas personas que huyeron del conflicto armado en Afganistán y Siria.
Hasta 100 personas han amenazado con iniciar una huelga de hambre como protesta por las deplorables condiciones de vida del campo de Harmanli, en el sureste de Bulgaria, donde alrededor de 1.000 solicitantes de asilo están recluidos en una antigua base militar.
“Es atroz que unas personas que buscan refugio en la Unión Europea estén atrapadas en un limbo en condiciones tan terribles ante la inminente llegada del invierno. El sistema de asilo búlgaro padece una crisis creciente con solicitudes acumuladas pendientes de tramitación. Las autoridades deben actuar con rapidez para garantizar que no sufren además una crisis humanitaria”, declaró Barbora ?ernušáková, investigadora del equipo de la Unión Europea de Amnistía Internacional, que visitó el campo de Harmanli la semana pasada.
“Hemos visto las deplorables condiciones en las que están recluidos alrededor de 1.000 solicitantes de asilo en contenedores de metal, tiendas de campaña y un edificio ruinoso de un antiguo complejo militar. Estas personas deben recibir acceso inmediato a procedimientos adecuados de concesión de asilo, y las autoridades búlgaras deben garantizar su acceso a servicios básicos como comida, alojamiento y saneamiento adecuados, algo a lo que tienen derecho según las leyes internacionales.”
Aunque el campo de Harmanli ya está lleno, las autoridades búlgaras siguen enviando allí a nuevos solicitantes de asilo. La semana pasada, el equipo de investigación de Amnistía Internacional presenció la llegada de un grupo de hombres sirios. A los recién llegados sólo les entregaron una endeble colchoneta y dos mantas finas y húmedas, apenas suficientes para pasar las frías noches en una tienda sin calefacción.
Mujeres embarazadas, menores no acompañados y otras personas vulnerables viven en las mismas terribles condiciones. Amnistía Internacional entrevistó hace poco a una mujer embarazada de seis meses: llevaba dos días sin comer y tenía que dormir sobre un colchón en el suelo.
El campo sólo tiene tres letrinas y ocho duchas, pero la mayoría de los residentes con los que habló Amnistía Internacional dijeron que se niegan a usarlos porque están llenos de suciedad. Los residentes del campo no pueden salir para comprar alimentos esenciales, sino que dependen de la entrega de productos básicos como patatas, arroz y pan. Muchos de ellos llevan ya un mes viviendo en estas condiciones.
“Algunas de las personas atrapadas en Harmanli llevan aquí más de un mes sin que les hayan comunicado por qué están aquí y qué va a pasar con ellas. No hay abogados, no hay ninguna persona al mando con quien puedan hablar”, dijo a Amnistía Internacional Malalai, una joven de Afganistán.
La ineficacia del sistema de asilo búlgaro quedó en evidencia en julio de este año, cuando un número creciente de personas empezó a entrar en el país por la frontera terrestre con Turquía. Más de 100 personas entran en el país cada día, y en noviembre se alcanzó la cifra de 10.000 .
Esta cifra supera con creces la del año pasado y Amnistía Internacional ha documentado en las últimas semanas que estas llegadas han ido seguidas de ataques xenófobos violentos y de acoso a migrantes y solicitantes de asilo.
La respuesta de las autoridades búlgaras a este aumento es totalmente insuficiente. En lugar de proporcionar condiciones de vida adecuadas y garantizar el acceso de estas personas al procedimiento de concesión de asilo, las autoridades las “alojan” en centros donde están perdidas y olvidadas por el sistema. Harmanli es uno de estos lugares.
Los solicitantes de asilo denuncian corrupción en los campos, algo especialmente característico en los campos cerrados como el de Harmanli.
“Si tienes dinero, puedes salir. Si no, te quedas aquí. Todos los que estamos aquí, afganos y sirios, nos unimos para protestar por estas condiciones”, dijo un solicitante de asilo de Siria.
El director de la Agencia Estatal para los Refugiados búlgara dijo a Amnistía Internacional que las autoridades no inscriben a los solicitantes de asilo “alojados” en Harmanli. Pese a que hay un millar de personas alojadas en este campo, actualmente no hay ni siquiera alguien encargado de las solicitudes de asilo.
“El campo de Harmanli es totalmente ilegal. No existe ninguna base para su establecimiento en ninguna ley y no es ni un centro para solicitantes de asilo ni un centro de detención para migrantes en situación irregular”, afirmó Iliana Savova, abogada búlgara que asiste a refugiados.