Las autoridades bielorrusas deben liberar de inmediato y sin condiciones a todas las personas detenidas antes y durante las manifestaciones pacíficas, y poner fin a la brutal represión ejercida contra los manifestantes; así lo ha afirmado Amnistía Internacional tras la violenta detención de decenas de participantes en las manifestaciones del “Día de la Libertad” y la reclusión de observadores de los derechos humanos.
La delegación de Amnistía Internacional presenció la detención de decenas de manifestantes pacíficos en la manifestaciones celebradas en Minsk, y observó casos de uso excesivo de la fuerza por la policía. En cambio no vio un solo caso de violencia ejercida por manifestantes. Estas detenciones sucedieron a la detención preventiva de destacados líderes de la sociedad civil y dirigentes de la oposición, y a la reclusión de unos 60 observadores de los derechos humanos.
“Este año, el Día de la Libertad ha reflejado mejor que nunca la escasa libertad real de la población bielorrusa. Hoy hemos visto cómo golpeaban brutalmente a manifestantes pacíficos en las calles de Minsk y cómo la policía antidisturbios tiraba violentamente al suelo a una mujer de avanzada edad”, ha explicado Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.
“En lugar de permitir que las personas ejerzan su derecho a manifestarse pacíficamente, las autoridades bielorrusas han recurrido una vez más a tácticas autoritarias: prohibir manifestaciones, recluir con carácter preventivo a observadores de derechos humanos y detener arbitrariamente a manifestantes. Esta represión brutal de la libertad de expresión y de reunión pacífica debe terminar, y las personas detenidas deben quedar en libertad de inmediato y sin condiciones.”
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La delegación de Amnistía Internacional presenció la detención de más de 20 personas en la avenida de la Independencia, cerca del edificio de la Academia de Ciencias. Vieron cómo la policía antidisturbios tiraba al suelo violentamente a una mujer de avanzada edad antes de detenerla.
La mañana del sábado, la policía efectuó un registro en las oficinas de Viasna, destacado grupo de derechos humanos, y detuvo durante breves periodos a unas 60 personas.
La oleada de protestas callejeras pacíficas en Bielorrusia comenzó a mediados de febrero, cuando cientos de miles de ciudadanos recibieron facturas fiscales en aplicación de un decreto presidencial dirigido a erradicar el “parasitismo social”; en la práctica, se trata de un impuesto a las personas desempleadas.
El 21 de marzo, el presidente Lukashenko acusó a organizaciones “occidentales” de financiar las protestas con el ánimo de instigar “enfrentamientos y derramamientos de sangre” en el país. Afirmó también que unos 20 “combatientes” habían sido detenidos por “organizar provocaciones armadas” el 25 de marzo.