“Las autoridades de Bahréin llevan más de un año negando deliberadamente el tratamiento médico adecuado a cuatro activistas de edad encarcelados —Hassan Mshaima, Abdel Jalil al Singace, Abdel Wahab Hussain y Abdel Jalil al Miqdad—, sometiéndolos a un trato cruel, inhumano y degradante, y poniendo en peligro sus vidas”, ha declarado hoy Amnistía Internacional.
Los cuatro presos de conciencia sufren enfermedades crónicas y se les niega el tratamiento porque rehúsan ceder a las exigencias de las autoridades de vestir el uniforme carcelario y llevar grilletes para ser conducidos para recibir atención médica y medicamentos vitales.
“Es increíble que se llegue a tratar a alguien con tanta crueldad. Estos hombres son mayores, están delicados y padecen el debilitamiento que conlleva tener enfermedades crónicas graves como la hipertensión y la diabetes”, afirmó Lynn Maalouf, directora de Investigación sobre Oriente Medio de Amnistía Internacional.
“Hassan Mshaima, Abdel Jalil al Singace, Abdel Wahab Hussain y Abdel Jalil al Miqdad están en prisión sólo por participar en protestas pacíficas. No deberían haber sido detenidos, juzgados ni encarcelados, y mucho menos seguir sometidos a estos malos tratos que ahora ponen en peligro sus vidas. Deben ser puestos en libertad de inmediato y sin condiciones”.
Los activistas se niegan a vestir el uniforme de la prisión y a llevar grilletes, alegando que son presos de conciencia y no delincuentes. Las autoridades han utilizado esto para negarles el acceso al médico de la prisión, a médicos externos e incluso a visitas de sus familias.
Antes de febrero de 2017, Hassan Mshaima recibía visitas de familiares y era conducido a sus citas médicas sin grilletes y vestido de civil. Amnistía Internacional ha confirmado que este era también el caso de los otros tres presos políticos.
El 1 de agosto de 2018, Ali Mshaima, hijo de Hassan Mshaima, inició una huelga de hambre frente a la embajada de Bahréin en Londres para protestar por los malos tratos a los que las autoridades penitenciarias bahreiníes están sometiendo a su padre.
“El trato que están dando las autoridades bahreiníes a estos activistas pacíficos encarcelados injustamente vulnera las leyes y normas internacionales sobre el trato de las personas privadas de libertad y constituye un trato o pena cruel, inhumano o degradante. Las autoridades tienen la obligación de garantizar que reciben un trato humano y, en concreto, compatible con las normas mínimas establecidas en las Reglas Mandela, que incluyen el acceso a atención médica adecuada y el contacto con sus familiares”, prosiguió Lynn Maalouf.
“Dada la fragilidad y la edad de estos presos, no hay riesgo de fuga ni constituyen una amenaza para la seguridad de los demás reclusos o del personal. Esto significa que someterlos a grilletes es una medida meramente punitiva por parte de las autoridades”.
Hassan Mshaima necesita alrededor de 10 medicamentos para tratar afecciones como tensión arterial irregular, diabetes, irritación del tracto urinario y gota. Se le han acabado las pastillas que toma normalmente para la diabetes y debe recibir inyecciones de insulina en su celda.
La administración penitenciaria no proporciona estas inyecciones con regularidad suficiente y se niega a reponer el resto de sus medicamentos.
Los cuatro hombres fueron condenados a cadena perpetua en 2011 tras un juicio injusto, por liderar protestas pacíficas generalizadas contra el gobierno. En la misma causa, otros nueve activistas de la oposición fueron condenados a penas de entre cinco años de prisión y cadena perpetua. Dos de ellos están ya en libertad.