Amordazar la disidencia: Los intentos del gobierno saudí de silenciar a la sociedad civil.

Mideast Saudi Arabia Protests

Los activistas pacíficos de derechos humanos son acosados por sistema, detenidos como delincuentes y a menudo maltratados bajo custodia; son las medidas extremas que llegan a adoptar las autoridades saudíes para someter a una sumisión silenciosa a quienes las critican. Así lo afirma Amnistía Internacional en un documento de campaña que ha publicado hoy.

En el informe, titulado Saudi Arabia’s ACPRA: How the Kingdom silences its human rights activists (ACPRA en Arabia Saudí: Cómo el reino silencia a sus activistas de derechos humanos), se reseñan los casos de 11 miembros de la Asociación Saudí de Derechos Civiles y Políticos (ACPRA) –una de las pocas organizaciones de derechos humanos independientes del país– que han sido encarcelados o están procesados y pueden ir a la cárcel en relación con su labor de derechos humanos en los últimos tres años.

“Las autoridades saudíes han apuntalado su férreo control del poder mediante una campaña sistemática e implacable de persecución de los activistas pacíficos para reprimir toda crítica del Estado tras las sublevaciones árabes de 2011”, ha dicho Said Boumedouha, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.

Las autoridades saudíes han actuado selectivamente contra todos y cada uno de los miembros fundadores de ACPRA en su incansable intento de desarticular la organización y acallar a sus miembros, lo que forma parte de una campaña general dirigida a reprimir el activismo independiente y la libertad de expresión desde 2011. Entre estas personas están los destacados activistas Abdullah al Hamid y Mohammad al Qahtani.

“Las autoridades saudíes han intentado borrar todo rastro de ACPRA, igual que han intentado ahogar todas las voces críticas que reclaman una reforma pacífica”, ha dicho Said Boumedouha.

“Todas las sentencias dictadas contra estos activistas de ACPRA deben ser anuladas, y deben ponerlos en libertad de inmediato y sin condiciones. Asimismo se debe retirar cualquier acusación pendiente contra otros miembros de ACPRA.”

Dos de los miembros del grupo permanecen recluidos sin juicio, tres están en espera de nuevo juicio, tres están cumpliendo penas de hasta 15 años de prisión y tres están en libertad en espera de la resolución de sus procesos.

Desde su fundación en 2009, ACPRA ha estado entre los pocos que se atrevían a hablar en voz alta de las violaciones de derechos humanos cometidas en Arabia Saudí. Como consecuencia, se ha procesado a sus miembros por cargos como “infringir la lealtad al gobernante”, “incitar a la opinión pública en contra de las autoridades” y otros cargos igual de imprecisos recopilados en la legislación antiterrorista aprobada recientemente, que en la práctica penaliza todas las formas de disidencia pacífica.

Hace tiempo que Arabia Saudí elude un escrutinio internacional efectivo de su nefasto historial en materia de derechos humanos. Sigue siendo uno de los firmes aliados de Estados Unidos en la “guerra contra el terror”, de la que han formado parte los recientes ataques aéreos contra el grupo armado Estado Islámico en Irak y Siria.

“Los aliados de Arabia Saudí deben demostrar que las normas internacionales de derechos humanos se aplican a todos por igual. Sin la condena internacional ni la presión concreta sobre las autoridades, Arabia Saudí continuará violando los principios fundamentales de derechos humanos de manera flagrante y sin control”, ha afirmado Said Boumedouha.

El documento de campaña de Amnistía Internacional describe además el trato inhumano recibido por miembros de ACPRA, varios de los cuales han sufrido tortura y otros malos tratos bajo custodia. Otros permanecieron entre varios días y varios meses en régimen de incomunicación antes de ser llevados a juicio.

Saleh al Ashwan, miembro de ACPRA, fue detenido en julio de 2012 cuando regresaba a casa tras la oración matutina. Estuvo dos meses recluido en régimen de incomunicación y fue interrogado en ausencia de un abogado. Además, según informes, lo torturaron y golpearon, lo desnudaron y lo colgaron por las extremidades del techo de una sala de interrogatorio. Otro miembro de ACPRA, Sheikh Suliaman al Rashudi, quien entonces tenía 76 años, estuvo dos meses detenido en régimen de incomunicación y de aislamiento antes de ser autorizado a tener contacto de alguna clase con su familia.

Al menos cuatro presos de ACPRA se han declarado en huelga de hambre para protestar por el trato que reciben y las penosas condiciones de reclusión. Mohammed al Bajadi, miembro de ACPRA, fue alimentado a la fuerza por vía intravenosa tras declararse varias veces en huelga de hambre.

Información complementaria
Los 11 miembros de ACPRA encarcelados o procesados en relación con su trabajo son:

1. Abdullah al Hamid, de 66, cumple actualmente una pena de 11 años de cárcel en la prisión de Al Hair, en Riad, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

2. Mohammad al Qahtani, de 46, cumple actualmente una pena de 10 años de cárcel en la prisión de Al Hair, en Riad, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

3. Suliaman al Rashudi, de 78, cumple actualmente una pena de 15 años de cárcel en la prisión de Al Hair, en Riad, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

4. Mohammed al Bajadi, de 36, fue condenado inicialmente a cuatro años de prisión y está en espera de nuevo juicio ante el Tribunal Penal Especializado. Está en la prisión de Al Hair, en Riad, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

5. Abdulkarim al Khodr, de 48, fue condenado inicialmente a ocho años de prisión y está en espera de nuevo juicio ante el Tribunal Penal Especializado. Está en la prisión de Buraydah, en Al Qassim, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

6. Omar al Said, de 22, fue condenado inicialmente a cuatro años de prisión y está en espera de nuevo juicio ante el Tribunal Penal Especializado. Está en la prisión de Buraydah, en Al Qassim, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

7. Abdulrahman al Hamid, de 52, está recluido sin cargos ni juicio en la prisión de Buraydah, en Al Qassim, donde, según informes, ha sufrido malos tratos. Es preso de conciencia.

8. Saleh al Ashwan, de 30, permanece recluido sin cargos ni juicio desde que fue detenido en abril de 2012. Según informes, ha sufrido tortura y otros malos tratos bajo custodia. Es preso de conciencia.

9. Fowzan al Harbi, de 36, está condenado a siete años de prisión. Estuvo seis meses detenido y actualmente se encuentra en libertad en espera del resultado de su apelación.

10. Abdulaziz al Shubaily, de 30, está siendo juzgado por el Tribunal Penal Especializado.

11. Issa al Hamid, de 47, está siendo juzgado por el Tribunal Penal Especializado.

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