Acoso en Internet en Pakistán y cómo lo combaten las mujeres.

De Nighat Dad, Pakistan, 11 enero 2016, 08:04 UTC


 

La activista por los derechos digitales Nighat Dad escribe sobre el ciberacoso a las mujeres en Pakistán y lo que éstas hacen para acabar con él.

En algunas zonas rurales de Pakistán existe el estereotipo de que Internet no es para las mujeres. Es donde la gente ve cosas malas o establece relaciones ilegítimas. En una sociedad musulmana conservadora, las mujeres no deben navegar por la Red. Muchas mujeres deciden usar Internet a escondidas, para que sus familiares, especialmente los hombres, no lo sepan.

Y esa es una de las razones por las que en algunas zonas del país las mujeres no se sienten seguras en Internet. Se sienten amenazadas del mismo modo que cuando no están conectadas. He visto chantajes, fotografías retocadas con Photoshop, cuentas personales pirateadas y amenazas de violación. A las mujeres activistas y feministas se las acosa en la Red (se las “trolea”, según el término al uso) porque se las considera “agentes inmorales de Occidente”. Casi la mitad de las denuncias de delitos informáticos están relacionadas con el acoso a mujeres en las redes sociales.

Vergüenza y chantaje

El caso más impactante que he visto es el de unos hombres que grabaron la violación de una maestra en un pueblo remoto y luego difundieron el video por MMS. La comunidad reaccionó contra ella de una manera terrible. Los acusados están entre rejas pero la vida de esa mujer ha quedado totalmente destruida. No puede volver a impartir clases a los niños porque en su pueblo consideran que es la culpable de lo sucedido.

El chantaje en Internet también es un problema real. Recientemente hubo un escándalo en Peshawar en el que dos estudiantes varones piratearon perfiles de Facebook de mujeres. Amenazaron con publicar los datos personales de las mujeres —número de teléfono, domicilio, datos sobre relaciones íntimas, todo lo que encontraran— si no les pagaban.

Las mujeres se quejaron a Facebook, pero la compañía afirmó que las páginas no vulneraban sus directrices comunitarias. El problema era que los equipos de Facebook no entendían la lengua local, el pastún. Finalmente, eliminaron las páginas y las muchachas denunciaron el caso ante la Agencia Federal de Investigaciones, que arrestó a los dos piratas informáticos.

Por otra parte, existe el troleo, que en su forma más virulenta se dirige contra mujeres periodistas. Nuestra sociedad está cambiando, pero se sigue considerando que la función de las mujeres es engendrar hijos, cocinar y ocuparse de las tareas domésticas. Se supone que no deben ser intelectuales ni participar en discusiones políticas. Por tanto, cuando una mujer expresa sus opiniones en las redes sociales, algunos hombres las consideran una amenaza.

Información y oportunidades

Las mujeres han de ser cautelosas en Internet. Ahora bien, estar a salvo es más una cuestión de cambiar comportamientos que de utilizar herramientas de seguridad específicas. Por esa razón enseño a mujeres jóvenes en universidades y escuelas superiores cómo usar Internet de manera segura. Son cosas muy básicas, por ejemplo, cómo crear una contraseña fiable para impedir que pirateen tu perfil, o asegurarse de utilizar un navegador seguro. También aprenden cuestiones legales y cómo realizar denuncias para que las autoridades les presten la debida atención.

Pero Internet es una herramienta genial para las mujeres en Pakistán. Es un modo de estar en contacto con sus familias. Significa que pueden expresarse libremente y acceder a la información que necesitan. Además, les ofrece la posibilidad de ganarse la vida sin salir de casa, por ejemplo trabajando en introducción de datos o escribiendo artículos en línea. Las mujeres tienen que ser capaces de hacer frente a los aspectos negativos de Internet para aprovechar al máximo las grandes oportunidades que les brinda.

He estado muchas veces en Jyber Pajtunjwa, para realizar talleres sobre “espacios seguros en Internet” con niñas y mujeres jóvenes. El brillo que veo en sus ojos cuando utilizan las redes sociales por primera vez es increíble. Suelen decir: “¡Vaya! ¿Qué es esto?” Crean sus propias cuentas en Twitter, intercambian tuits, y simplemente les encanta. Puedo ver en sus ojos la sensación de libertad. ¡Prácticamente tengo que echarlas de la sala de ordenadores al llegar la noche!

Las opiniones expresadas pertenecen únicamente a la autora y no representan las políticas de Amnistía Internacional.

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