Comunicados de prensa
20 junio 2014
El Consejo de Seguridad de la ONU está fallando de manera espectacular en su misión de mantener la paz y la seguridad, ha manifestado Amnistía Internacional en el Día Mundial de los Refugiados. La organización ha instado a los miembros del Consejo a actuar con más decisión para proteger a las poblaciones civiles e impedir que millones de personas más se vean obligadas huir de sus hogares.
Las ineficaces o tardías respuestas del Consejo de Seguridad y, en algunos casos, la Secretaría de la ONU a los conflictos que afectan a Siria, Sudán del Sur, República Centroafricana e Irak han hecho que se intensifique la violencia y que incontables comunidades hayan quedado devastadas antes de que se hayan tomado medidas significativas, si es que se ha llegado a tomar alguna.
“La apatía, las alianzas políticas y la competitividad deben dejar de primar sobre la preocupación por los derechos humanos en el proceso de toma de decisiones del Consejo de Seguridad” ha afirmado Sherif Elsayed-Ali, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional sobre Asuntos Globales.
“Mientras los diplomáticos hablan de cuestiones de orden, las casas son destruidas por el fuego y las familias se ven obligadas a huir. Las largas demoras y el veto a las resoluciones están minando el supuesto “brazo fuerte” de la ONU.”
El retraso del despliegue de las fuerzas de la ONU para el mantenimiento de la paz en la República Centroafricana ha hecho que antes de la llegada de los soldados se hayan visto obligadas a huir ya millares de personas.
El hecho de que, en reiteradas ocasiones, el Consejo de Seguridad de la ONU no haya remitido la situación en Siria a la Corte Penal Internacional, con la consiguiente falta de rendición de cuentas, ha contribuido a generar la mayor crisis de desplazamiento del mundo.
Al mismo tiempo, los países que han bloqueado toda acción significativa sobre Siria son los que menos contribuyen a solucionar la crisis mundial de refugiados. Rusia y China no reasentaron a ningún refugiado en 2013.
Sus donaciones para el llamamiento de la ONU en favor de Siria, con el que se ha recaudado la mayor cantidad de fondos de la historia de la organización, son igualmente lamentables. Rusia aportó el 0,3 por ciento de esos fondos en 2013 y el 0,1 en 2014, mientras que China aportó el 0,1 en 2013 y el 0,4 en 2014.
A pesar de su relativa desventaja económica, son países en desarrollo los que más están soportando las consecuencias de la crisis, siendo Irán, Jordania, Líbano, Turquía y Pakistán los cinco países que mayor número de personas refugiadas acogen. En 2013, tres de estos países -Jordania, Líbano y Turquía- registraron en total la llegada de 1.524.979 refugiados sólamente de Siria.
En cambio, Estados Unidos registró sólo 36 reasentamientos de refugiados sirios en 2013 –si bien hay millares más de refugiados de otros países reasentados allí–. Los 28 países de la UE han prometido reasentar a 30.498 sirios, aunque la gran mayoría, 25.000, serán reasentados en Alemania.
En 2013 solicitaron asilo en la UE al menos 435.000 personas, pero sólo se les concedió a 136.000.
“Los supuestos líderes del planeta van muy por detrás del mundo en desarrollo en lo que se refiere a soportar la carga de la crisis mundial de refugiados”, ha añadido Sherif Elsayed-Ali.
“Dadas las ventajas económicas que los países ricos tienen sobre los pobres, resulta doblemente chocante verlos eludir hasta extremos tan absurdos su responsabilidad de proteger a los refugiados. Esta situación tienen que acabar.”
A pesar del reducido número de refugiados de que tienen que hacerse cargo, los países del mundo desarrollado cometen a menudo abusos contra los derechos de los refugiados y los solicitantes de asilo. Grecia somete con frecuencia a violencia e intimidación a los refugiados y migrantes que llegan sus fronteras en busca de protección, seguridad y un mejor futuro en Europa.
Amnistía Internacional ha documentado varios casos de personas a las que han desnudado, robado sus pertenencias y apuntado con un arma antes de obligarlas a regresar a Turquía.
Australia, cuya densidad de población figura entre las más bajas del mundo, es otro país que comete infracciones, ocultando graves violaciones de derechos humanos que se perpetran contra refugiados y solicitantes de asilo en los centros de tramitación de solicitudes que tiene fuera de su territorio, en Nauru y en la isla de Manus, Papúa Nueva Guinea.
Se recluye a las personas en recintos donde están hacinadas, soportan un calor asfixiante sin apenas zonas en sombra ni refugios y carecen de agua suficiente y de atención médica. Muchas han arriesgado la vida en su intento de llegar a Australia.
“No hay ninguna excusa para los malos tratos, pero resulta especialmente aberrante ver a países someter a las personas refugiadas y solicitantes de asilo a un trato que ni concebirían que puedan sufrir sus propios ciudadanos”, ha señalado Sherif Elsayed-Ali.
“Es hora de que los gobiernos de los países desarrollados dejen de pensar en términos de ‘nosotros’ y ‘ellos’. Las personas refugiadas y los solicitantes de asilo soportan a menudo terribles sufrimientos y merecen estar protegidas y ser tratadas con humanidad y dignidad.”
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