Comunicados de prensa
19 febrero 2014
Los actos generalizados de intimidación, los abusos contra los derechos humanos y la retirada de los servicios están obligando a la población refugiada somalí a salir de Kenia; así lo afirma Amnistía Internacional en un informe que ha publicado hoy.
“Actualmente el entorno es tan hostil en Kenia que algunos refugiados no tienen otra opción que regresar a Somalia, donde el conflicto en curso en algunas zonas del país sigue destruyendo vidas. Esto equivale a devolución”, ha dicho Sarah Jackson, directora adjunta de Amnistía Internacional para África.
En su informe No Place Like Home (Como en casa en ningún sitio), Amnistía Internacional revela cómo se ha conseguido hacer la vida insoportable a los refugiados somalíes. Se les niega la posibilidad de inscribirse en el registro, lo que significa que están en Kenia de forma ilegal, y la policía actúa activamente contra ellos, llevando a cabo detenciones indiscriminadas.
Abdi, de 28 años, contó lo siguiente: “Aquí, en Kenia, es como estar en una cárcel. De noche no puedes salir de casa, y de día corres el riesgo de que te detengan. Ahora mismo no hay seguridad en Somalia, nos llegan noticias de asesinatos y muertes, pero aquí la situación es muy desesperada… En lugar de seguir aquí, prefiero que me dejen volver”.
El pasado noviembre, tras el asalto de Al Shabab al centro comercial Westgate de Nairobi, representantes de los gobiernos de Somalia y Kenia se reunieron con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y firmaron un acuerdo que establecía un marco para el retorno de cientos de miles de refugiados a Somalia. Está previsto que el programa entre en funcionamiento de forma inminente.
“La combinación de factores como la inseguridad y el hostigamiento hace que los refugiados luchen por sobrevivir en Kenia. En la práctica se los está expulsando de sus lugares de refugio. Para que el retorno de estas personas sea legítimo, debe ser voluntario. Es decir, sin presiones indebidas y con garantías de que se van a preservar su seguridad y dignidad. En estos momentos, nos preocupa mucho que estos criterios no se cumplan”, ha dicho Sarah Jackson.
Según las propias directrices del ACNUR, la decisión de retornar adoptada por un refugiado sólo puede considerarse que es voluntaria si viene motivada por “factores de atracción” positivos en Somalia, y no por presiones para que abandonen Kenia.
La inmensa mayoría de los refugiados entrevistados por Amnistía Internacional sentían que se los estaba obligando a irse de Kenia.
Los que han regresado a zonas de conflicto en Somalia corren peligro de sufrir persecución y represalias.
Fartuun contó a Amnistía Internacional cómo había sido el regreso de su tío a su casa en Baja Shabelle: “Fue capturado el mismo día que regresó a casa. Soldados de Al Shabab se lo llevaron y lo retuvieron cautivo. Cinco días después lo llevaron delante del estadio y lo decapitaron en público. Después dejaron allí su cuerpo con la cabeza sobre el estómago […] durante una semana.”
“Según el derecho internacional, sólo puede haber retorno voluntario si están garantizadas la seguridad y la dignidad. ¿Cómo van a darse esas condiciones si todos los días se cometen graves abusos contra los derechos humanos en Somalia?”, se preguntaba Sarah Jackson.
“El gobierno de Kenia y el ACNUR tienen la obligación de proteger a las personas refugiadas en Kenia. Presionar a la gente para que regrese a zonas de conflicto armado activo donde su vida y su libertad corren peligro está prohibido por el derecho internacional.”