Comunicados de prensa
13 diciembre 2013
La confusión que reina sobre la responsabilidad de un ataque aéreo en el que perdieron la vida 15 hombres que se dirigían a una boda en Yemen el jueves pone de manifiesto una grave falta de rendición de cuentas sobre decenas de muertes de civiles en el país, ha dicho Amnistía Internacional.
Las autoridades de seguridad de Yemen afirmaron que la caravana nupcial había sido confundida con un operativo de Al Qaeda, pero no identificaron el tipo de nave utilizada para el ataque. Medios de comunicación yemeníes y responsables tribales denuncian que se trató de un avión no tripulado (“drone”), lo que, de ser cierto, señalaría la participación de Estados Unidos en el ataque.
“Incluso aunque las muertes se hayan producido por un error de identificación o un fallo de los servicios de inteligencia, los responsables deben confesar su error y aclarar lo que ocurrió», ha dicho Philip Luther, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
“La terrible falta de transparencia sobre las muertes de civiles en Yemen supone que, cuando se producen violaciones, las víctimas y sus familias no tienen un verdadero acceso a resarcimiento ni reciben reparación alguna. La ausencia total de rendición de cuentas sobre estos homicidios debe terminar.”
Según fuentes locales, al menos 15 hombres murieron y varios más resultaron heridos el jueves al alcanzar tres misiles una caravana de automóviles en la localidad de Radá, situada en la gobernación de al-Bayda, a unos 170 kilómetros al sur de la capital, Saná. La identificación de tres de los 15 cadáveres fue totalmente imposible por haber quedado despedazados en el ataque.
Las 15 víctimas mortales del ataque aéreo eran hombres de entre 20 y 70 años, y entre los heridos están dos importantes dirigentes tribales de la zona.
Oleada de homicidios de civiles
El ataque aéreo de ayer en Radá es el último de una serie de incidentes recientes en los que civiles yemeníes han sido asesinados impunemente.
Ese mismo día, en Taiz, localidad situada a unos 240 kilómetros de Radá, los medios de comunicación locales informaron sobre el tiroteo de otra caravana nupcial en un puesto de control del ejército. En esa ocasión murió un niño de cinco años y tres mujeres y un hombre resultaron heridos.
Desde septiembre, en dos ataques aéreos diferentes, misiles que se cree disparados por «drones” estadounidenses han matado, según los informes, a 11 personas en Radá, incluida una familia de tres miembros, además de otras tres personas, cuya identidad se desconoce, que viajaban en un automóvil en Hadramawt, en la zona oriental de Yemen. Las autoridades estadounidenses afirmaron que los tres hombres del segundo ataque eran miembros de Al Qaeda.
A pesar de los reiterados llamamientos de Amnistía Internacional, las autoridades estadounidenses no han confirmado ni desmentido su responsabilidad en el ataque con un misil de crucero con bombas de racimo de diciembre de 2009, que causó 55 víctimas mortales –14 de ellas mujeres y 21 menores– en al-Ma’jala, en la región meridional yemení de Abyan.
Amnistía Internacional y otras organizaciones internacionales de derechos humanos han condenado el hermetismo que rodea a los ataques letales llevados a cabo por Estados Unidos en Yemen y en otros lugares. En un informe publicado en octubre sobre ataques con “drones” estadounidenses en Pakistán, la organización documentó cómo la población civil de la zona vivía con el temor constante de ser víctima de un ataque con este tipo de aviones no tripulados. Nadie rindió cuentas por las muertes de civiles, incluidas las causadas por ataques con “drones” que podrían constituir crímenes de guerra.
Más derramamiento de sangre
En las últimas semanas se han producido incidentes violentos en casi todos los rincones de Yemen.
Al Qaeda en la Península Arábica se ha atribuido la responsabilidad del ataque del 5 de diciembre contra el Ministerio de Defensa en la capital de Yemen, Saná, donde murieron al menos 56 personas, entre ellas civiles, y resultaron heridas más de 200.
Ha habido encarnizados combates entre grupos armados en los alrededores de la ciudad de Dammaj, en el norte del país, y estos enfrentamientos han obstaculizado el acceso de la población a suministros básicos, como alimentos, agua y gasolina. En el sur y en el este, presuntos miembros de Al Qaeda en la Península Arábica han asesinado a militares y agentes de seguridad y secuestrado a extranjeros.
El 2 de diciembre, Sheikh Saad Ahmad bin Hebrish al-‘Aleyi, destacado dirigente tribal de Hadramawt, localidad del este de Yemen, y dos de sus guardaespaldas murieron junto con varios agentes de seguridad en un intercambio de disparos en un control de seguridad. El incidente provocó grandes manifestaciones exigiendo que la retirada de la región de los efectivos del ejército y las fuerzas de seguridad.
Menos de una semana después, en Saná, Yaseen Nu’man, destacada figura de la oposición en el pasado y actualmente asesor del presidente yemení, sufrió un intento de asesinato.
“La ausencia de transparencia y la falta de investigaciones independientes e imparciales sobre homicidios y otros abusos, no importa quién sea su responsable, significa que la confianza de la opinión pública en las instituciones del país se ha deteriorado gravemente”, ha dicho Philip Luther.
“La impunidad está firmemente arraigada y alimenta un círculo vicioso de violaciones y abusos”.