Libia debe proteger a los manifestantes de las milicias “descontroladas” si no quiere arriesgarse a un nuevo baño de sangre

Comunicados de prensa

21 noviembre 2013

Las autoridades libias deben proteger activamente a los manifestantes de los ataques de milicias armadas durante las manifestaciones que tienen lugar esta semana si no quieren arriesgarse a otro baño de sangre, ha dicho hoy Amnistía Internacional.

El presidente del Consejo Local de Trípoli ha convocado una huelga general en esta ciudad hasta que todos los grupos armados salgan de Trípoli. Para este viernes están previstas grandes manifestaciones en la plaza de Al Quds. Los activistas también han convocado concentraciones ante los recintos de las milicias.

Estos llamamientos se producen después de que 43 personas murieran y cientos más –entre ellas menores de tan solo 11 años– resultaran heridas en una manifestación pacífica y en los enfrentamientos que siguieron a ella en la zona de Gharghour de Trípoli el 15 de noviembre.

“Las autoridades libias deben garantizar que se protegerá de la violencia de las milicias a los manifestantes que salgan a las calles el viernes. De lo contrario podría producirse una nueva tragedia», ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“Los dos años durante los cuales se ha estado apaciguando a las milicias han conducido a una situación en la que los secuestros, la tortura y los homicidios son algo normal en Libia. Quienes en su día lucharon por la libertad se han convertido en bandas delictivas.”

El pasado viernes en Trípoli los manifestantes pidieron a las milicias radicadas en el barrio de Gharghour que se fueran de la ciudad y exigieron que la policía y el ejército nacional regresaran a las calles para garantizar el orden público. La manifestación, autorizada por las autoridades, que habían prometido tomar medidas para proteger a los manifestantes, se celebró en protesta por los duros enfrentamientos en la capital entre las milicias de Misrata y Trípoli el 7 de noviembre.

Según contaron testigos de los hechos entrevistados por delegados de Amnistía Internacional en Trípoli, la policía no protegió a los manifestantes ni intervino cuando las milicias dispararon contra ellos. La mayoría de las unidades policiales se quedaron atrás mientras la manifestación se dirigía hacia los recintos de las milicias en Gharghour y no tomaron ninguna medida preventiva para proteger a los manifestantes de unas milicias que sabían fuertemente armadas y temerarias.

Un hombre de 51 años dijo a los investigadores de Amnistía Internacional: “Muchos de los manifestantes eran personas de edad avanzada que acababan de salir de la mezquita tras la oración. No estaban armados y llevaban banderas revolucionarias y blancas y pancartas con mensajes pacíficos. La policía estaba allí, en segundo plano, sin hacer nada por detener los disparos. Me hirieron con metralla en la pierna izquierda y tuvieron que amputármela.”

También hubo heridos por balas perdidas entre personas ajenas a la manifestación. Mabrouka Muhadab, de 42 años, dijo a Amnistía Internacional: “Salí a destender la manta de mi hijo cuando un proyectil me alcanzó en la espalda. Las Brigadas Escudo de Libia (agrupación de milicias dependiente del Ministerio de Defensa) protegía nuestra zona y los combates tenían lugar a unos 10 o 15 minutos de distancia de nuestra vivienda”.

Mientras la violencia continuaba, a eso de las 10 de la noche, las milicias dispararon contra el campo de desplazados internos de Tawarghas, situado en las cercanías, e hirieron a un hombre en la rodilla. A la mañana siguiente, atacaron de nuevo el campo con rifles y mataron a un hombre e hirieron a otros dos. A pesar de que las milicias de Misrata habían realizado ataques similares anteriormente, las autoridades no habían protegido el campo.

El 17 de noviembre, el fiscal general de Libia dijo a Amnistía Internacional que se había abierto una investigación sobre los acontecimientos. La delegación de la organización tuvo ocasión de presenciar cómo se entregaban los informes periciales oficiales a las familias de las víctimas en el depósito de cadáveres.

“El hecho de que se haya iniciado una investigación es positivo. Sin embargo, la experiencia demuestra que las investigaciones sobre los abusos de las milicias en Libia rara vez tienen como consecuencia enjuiciamientos que llegan a buen fin.  Dejar que esto vuelva a suceder no servirá más que para envalentonar aún más a las milicias”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui.

“Estas muertes y heridas podrían haberse evitado si las autoridades libias hubieran luchado seriamente contra la impunidad y hubieran investigado los abusos de las milicias desde 2011.”

En marzo, el Congreso General de la Nación, primer órgano de gobierno de Libia elegido en las urnas, ordenó que todas las “formaciones armadas ilegales” abandonaran Trípoli. Sin embargo, el gobierno no ha sido capaz de poner en práctica esta decisión, así como tampoco ha sido capaz de desarmar y desmovilizar las milicias. Desde que acabó el conflicto armado de 2011, cientos de milicias contrarias a Gadafi –la mayoría radicadas en Trípoli y en el oeste del país– se han negado a desarmarse y reintegrarse en la vida civil.

Tras la violencia del 15 de noviembre y los llamamientos del Consejo Local de Trípoli, las milicias de Misrata comenzaron a retirarse de la capital, y en otras ciudades, como Gharyan, las brigadas también han comenzado a retirarse.

Paralelamente, el gobierno anunció un nuevo plan para retirar las milicias de la capital integrándolas en las fuerzas de seguridad estatales.

Amnistía Internacional insta al gobierno que garantice que los esfuerzos de desarme, desmovilización y reintegración se desarrollan con arreglo a las normas de derechos humanos. Nadie que sea responsable de abusos contra los derechos humanos debe integrarse en las instituciones del Estado.

“A medida que las milicias se retiran de Trípoli, el gobierno debe poner en marcha medidas para combatir la impunidad y garantizar que los perpetradores de abusos rinden cuentas de sus actos ante la justicia. De lo contrario sólo estará cambiando de lugar el problema”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui, que ha añadido: “En toda Libia –no sólo en Trípoli– la gente debe poder vivir sin temor a los abusos de las milicias”.

Si desean más información y testimonios de personas heridas durante las protestas del 15 de noviembre en Trípoli, consulten http://www.amnesty.org/en/library/info/MDE19/012/2013/en

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