LA PENALIZACIÓN REPRODUCE MÁS MUERTE

Derecho a réplica – respuesta de AI Paraguay al artículo de Gustavo Olmedo en Última Hora el 3 de octubre.
El 3 de octubre el diario Última hora publicó un artículo de opinión, suscripto por Gustavo Olmedo, titulado “La Decadencia de Amnistía”. La razón del artículo es un profundo desacuerdo con la postura de la organización sobre el aborto y un claro desconocimiento de la postura institucional. Amnistía Internacional respeta que las actitudes ante el aborto difieren, muchas veces por consideraciones religiosas, filosóficas o políticas.
Todo el mundo tiene el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Sin embargo, Amnistía Internacional discrepa con su argumentación de que no es compatible luchar por los derechos de las mujeres y niñas, abogar contra la pena de muerte y la tortura, mientras la organización mantiene la postura por la despenalización del aborto.
Amnistía Internacional sostiene que en casos de violación, riesgo de vida o la salud de la mujer o niña e incesto, las mujeres y niñas tienen derecho a decidir en condiciones de seguridad y sin discriminacion. Asimismo, Amnistía Internacional considera, basado en la enorme y vasta cantidad de investigaciones propias y de otras organizaciones, incluso de Estados, que penalizar y criminalizar a mujeres y niñas por abortar, no soluciona el problema. Es más lo agrava y produce más muerte prevenibles en todo el mundo.
La opinión del Señor Olmedo se basa en una concepción que considera que la vida empieza con la fecundación o con la concepción. Respetamos esa opinión como también respetamos a quienes consideran lo contrario. Amnistía Internacional no toma posición sobre el comienzo de la vida humana, porque su trabajo está basado en el derecho internacional de los derechos humanos. Como ha dicho la Corte IDH no existe un consenso mundial sobre el comienzo de la vida, lo cual tiene que ver con consideraciones morales, religiosas, filosóficas, además de científicas. La Corte IDH reiteró que estas concepciones no pueden justificar que un Estado otorgue prevalencia legal a esta idea porque ello implicaría imponer un tipo de creencias específicas a otras personas que no las comparten (Artavia Murillo y Otros vs Costa Rica).
Al año mueren aproximadamente quinientas mil mujeres y niñas por problemas derivados del embarazo o el aborto. 95% de ellas vienen de un país en desarrollo. Las mujeres y niñas mayormente afectadas por esta problemática son las que viven en la pobreza, lo cual muchas veces significa que también son pertenecientes a alguna minoría. En ocasiones son víctimas de violaciones, agresiones sexuales o incesto. La inmensa mayoría no ha contado con una educación sexual adecuada, ni acceso a métodos anticonceptivos, que les permita tomar decisiones respecto a su sexualidad, basándose en la información necesaria. Esto sitúa el debate sobre el aborto dentro de un contexto de discriminación.
En su interpretación de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, el Comité responsable de interpretar la Convención recomendó modificar leyes que penalizan el aborto . La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) ha declarado que existen además obligaciones positivas por parte del Estado a prevenir y evitar situaciones que ponen en riesgo la vida de la mujer o niña (Godínez Cruz C. Honduras).
En la primera Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo en Uruguay en 2013, los Estados reconocieron que la penalización del aborto provoca el incremento de la mortalidad y morbilidad maternas y no disminuye el número de abortos. Amenazar con medidas punitivas no disuade a quienes ya han decidido interrumpir su embarazo, pero si empuja a las mujeres y niñas, mayoritariamente provenientes de regiones de pobreza, a practicarse abortos clandestinos, cuales en su mayoría son sumamente inseguros y puede acabar cobrando vidas. Es por eso que Amnistía Internacional exige, mundialmente, la despenalización del aborto en todos los casos y que sea el mismo garantizado en los casos donde la mujer o niña haya sido víctima de una violación o incesto, o cuando su vida o su salud corran riesgo.
Por otro lado, Amnistía Internacional muy por el contrario a lo que afirma el articulista, en los últimos tiempos ha tenido un impresionante crecimiento a nivel global y local en cuanto a membresía y activismo. Somos más de 15 millones de simpatizantes en el mundo que luchamos día a día, y que nos sentimos orgullosos de los impactantes logros en materia de derechos humanos, que han logrado cambiar vidas de otros millones en el mundo.
Estamos abiertos a cualquier tipo de necesidad de mayor claridad y profundidad de la respuesta, del articulista o de quien así lo desee, invitándoles a nuestra sede nacional.
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