Bulgaria debe poner freno a la violencia racista y xenófoba tras siete ataques en un mes

Comunicados de prensa

2 diciembre 2013

Las autoridades búlgaras deben transmitir el mensaje inequívoco de que van a adoptar todas las medidas necesarias para frenar la ola creciente de ataques contra refugiados y migrantes en las calles de la capital, Sofía; así lo ha afirmado Amnistía Internacional.

La organización hace este llamamiento tras saber que dos hombres sirios de entre 20 y 30 años resultaron heridos en un violento ataque perpetrado la pasada noche en el distrito de la Fábrica de Azúcar de Sofía. Según informes, otro hombre que sufrió el ataque resultó ileso. Es el séptimo ataque de estas características perpetrado en las calles de la ciudad desde principios de noviembre de 2013.

“Hasta ahora, en lugar de investigar y llevar ante un tribunal a los autores de estos ataques, las autoridades búlgaras han intentado quitarles importancia calificándolos de atracos y delitos comunes. Según el derecho internacional, Bulgaria está obligada a investigar en profundidad si hubo motivos de odio tras estos delitos. Los crímenes de odio son una afrenta a la dignidad humana”, ha afirmado Jezerca Tigani, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.

“Las autoridades búlgaras deben advertir clara y públicamente de que la violencia racista y xenófoba no será tolerada. Las personas refugiadas y migrantes deben recibir protección frente a cualquier nuevo acto de hostigamiento y violencia.”

El ataque más reciente tuvo lugar hacia las 11 de la noche del domingo en el distrito de la Fábrica de Azúcar de Sofía. Como resultado, dos personas –ambas de nacionalidad siria– resultaron heridas: un hombre de 27 años a quien le rompieron la nariz y otro, de 35 años, que sufrió múltiples cortes en la cabeza.
El Ministerio del Interior de Bulgaria ha declarado que el ataque fue perpetrado por unos ocho agresores desarmados pero, según testigos presenciales, más bien eran alrededor de 25 y portaban cuchillos y puños americanos. Según informes, la policía no descarta el odio como motivación del ataque.

La legislación búlgara dispone el procesamiento de los delitos como crímenes de odio si conllevan violencia o han sido perpetrados en grupo.

El episodio de la pasada noche sucede a otros seis ataques perpetrados en las últimas semanas contra refugiados y migrantes en la capital.
Un hombre búlgaro de origen turco llamado Metin sufrió un ataque el 9 de noviembre y desde entonces está en estado de coma.

Algunas víctimas de los últimos ataques eran adolescentes. Ali, joven sirio de 17 años, fue atacado el 4 de noviembre cerca de un centro de acogida para solicitantes de asilo situado en Voenna Rampa, y un joven de 18 años de Malí fue golpeado y apuñalado el 10 de noviembre.

Los ataques han sembrado el miedo entre la población de refugiados y migrantes de Sofía, quienes denuncian además una marea creciente de acoso e intimidación contra ellos debido a las patrullas de paramilitares rondando por el bulevar Pirozka y otras calles de la ciudad.

Los constantes actos de intimidación y ataques parecen indicar que la policía de Sofía y otras autoridades no están tomando las medidas adecuadas para impedirlos.

“Resulta preocupante la manera en que las autoridades están abordando la situación. Intentan que los actuales ataques contra extranjeros se consideren cualquier cosa menos crímenes de odio. Pero los hechos indican que son crímenes de odio, y por tanto se deben investigar como tales”, ha dicho Borislav Dimitrov, coordinador de Amigos de los Refugiados, grupo local que brinda apoyo y asistencia a refugiados y migrantes.

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