Azerbaiyán: El legado de los Juegos Europeos, manchado por la campaña represiva

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Azerbaiyán debe poner de inmediato en libertad incondicional a todas las personas críticas con el gobierno encarceladas injustamente para que los Juegos Europeos dejen un legado positivo, ha dicho hoy Amnistía Internacional ante la ceremonia de clausura del domingo.

En la campaña contra los derechos humanos que se desencadenó durante el periodo previo a los Juegos, el gobierno represivo del presidente Ilham Aliyev hostigó, intimidó y encarceló por cargos falsos a periodistas, abogados, jóvenes activistas y políticos de la oposición .

«El burdo intento de crear una ‘zona sin críticas’ en torno a los Juegos encarcelando e intimidando a los disidentes y prohibiendo a los periodistas internacionales y las organizaciones de derechos humanos, ha sido totalmente contraproducente», ha dicho Denis Krivosheev, director adjunto del Programa Regional para Europa y Asia central de Amnistía Internacional.

«La cobertura de la represión por parte de los medios de comunicación internacionales ha reflejado lo que es Azerbaiyán y mostrado al mundo que el país tiene algo muy vergonzoso que desea ocultar.»

Actualmente hay encarcelados al menos una veintena de presos de conciencia por el mero hecho de criticar o cuestionar al gobierno. El 10 de junio, dos días antes de la ceremonia de inauguración, se prohibió que Amnistía Internacional entrara al país para presentar un nuevo informe. Al día siguiente, se supo que también se había prohibido realizar su labor a periodistas de The Guardian, Radio France International y la cadena alemana ARD.

Los actos olímpicos reivindican los valores de respeto, diversidad y entendimiento mutuo. También se supone que crean un “conjunto único de legados medioambientales, sociales y económicos que pueden cambiar para siempre una comunidad, una región y una nación».

A pesar de la amplia cobertura mediática que ha recibido el negativo historial de derechos humanos de Azerbaiyán, el Comité Olímpico Internacional –órgano responsable de defender estos valores– se ha mantenido en silencio. Los Comités Olímpicos Europeos y la inmensa mayoría de los comités nacionales cuyos equipos participan tampoco han condenado la represión. Sólo los comités olímpicos de Alemania y Suecia han expresado públicamente su preocupación por las violaciones de derechos humanos perpetradas por las autoridades azerbaiyanas.

No obstante, esta semana dos importantes organismos intergubernamentales han condenado la situación de los derechos humanos en Azerbaiyán. El martes, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa adoptó una resolución que pedía explícitamente la libertad de los activistas y dirigentes de la sociedad civil detenidos ilegalmente en Azerbaiyán.

Después, el miércoles, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU emitió una declaración, firmada por 22 Estados europeos y Estados Unidos, en la que expresaba su preocupación por “la reducción del espacio de la sociedad civil y la libertad de expresión en Azerbaiyán»y pidiendo el fin de la represión.

«Lo que comenzó siendo una represión nacional de la disidencia antes de los Juegos se ha convertido en un intento sistemático de burlar cualquier escrutinio internacional prohibiendo a los medios de comunicación y las ONG internacionales realizar su labor. Si algo deben aprender las autoridades azerbaiyanas de la negativa cobertura informativa de su historial de derechos humanos, es que prohibir a las ONG y a los medios de comunicación no es una buena práctica de relaciones públicas. Las autoridades deben dejar de encerrar, hostigar e intimidar a quienes ponen en tela de juicio o critican al gobierno», ha dicho Denis Krivosheev.

«La única manera de arreglar lo que parece que será una mancha en el legado de estos Juegos es que las autoridades dejen de reprimir a ONG independientes, permitan la libertad de expresión y pongan inmediatamente en libertad incondicional a las personas críticas con el gobierno encarceladas por cargos falsos. El Comité Olímpico Internacional, los Comités Olímpicos Europeos y los comités olímpicos nacionales también deben romper su abrumador silencio sobre la represión de los derechos humanos en torno a los Juegos, y sumar sus voces a las de quienes han defendido el cambio.»

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