Situación de la comunidad Indígena Sawhoyamaxa

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Por Soledad Aquino, activista de Amnistía Internacional Paraguay.

Sawhoyamaxa es el nombre de una comunidad indígena perteneciente al Pueblo Enxet, asentada en la localidad de Pozo Colorado, Concepción – Paraguay.

En el año 1991, la comunidad Sawhoyamaxa fue expulsada de sus tierras originarias, obligados a vivir en condiciones denigrantes al costado de una carretera sin acceso a servicios básicos, como por ejemplo, consumo de agua potable, acceso a la educación, a la buena alimentación, y a servicios sanitarios, entre otros.

Muchas organizaciones sociales que trabajan en la defensa de los Derechos Humanos, ayudaron a que esta comunidad pudieran presentar sus reclamos a las autoridades y exigir soluciones a sus diversas necesidades.

En Marzo del 2006, La Corte Interamericana de Derechos Humanos falla a favor de los Indígenas Sawhoyamaxa, y ordena al Gobierno Paraguayo que devuelva las tierras a sus respectivos dueños, en un plazo de tres años. La Corte IDH también ordenó al gobierno paraguayo a entregar bienes y servicios básicos e implantar un sistema de comunicación de emergencia mientras la comunidad permanezca sin tierra.

Hoy, febrero del 2017, casi once años después del fallo de la Corte, y a casi 3 años de que se promulgara la ley de expropiación que devuelve sus tierras a esta comunidad, las familias Sawhoyamaxas deberían están viviendo en sus tierras ancestrales tranquilos, deberían tener acceso a recursos básicas, y deberían estar transmitiendo sus conocimientos y cultura a sus hijos y nietos. Sin embargo, ¿Cuál es la realidad?

Juliana Sosa, representante de la Comunidad Sawhoyamaxa nos cuenta en que condiciones están viviendo ella y toda su comunidad.

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“Ya estamos ubicados en nuestras tierras, pero no podemos construir para nuestras casas, no podemos cultivar la tierra, no tenemos acceso a educación, y tampoco recibimos atención médica garantizada, ni siquiera podemos construir un pozo artesiano, todo esto porque no contamos con la titulación de nuestras tierras”.

Carlos Marecos líder de la Comunidad, Juliana y otros representantes, tuvieron que viajar hasta la ciudad de Asunción, para hablar con las autoridades pertinentes y exigir nuevamente que sus pedidos sean atendidos.
“Vinimos a reclamar porque si nosotros no nos acercamos, las autoridades tampoco van a reaccionar” Comentó Juliana.

La comunidad Sawhoyamaxa esta compuesta por 148 familias registradas en el INDI, pero este es un dato aproximado, según los lideres, la cantidad ha aumentado.

“Todos los días antes de que salga el sol nos vamos en grupo a buscar agua a un tajamar que queda a una distancia de 1000 metros, con latas sobre nuestras cabezas vamos cuatro veces por día”. Dijo Juliana.

Además de vivir en situación de riesgo por falta del acceso a los recursos básicos necesarios, estas familias están recibiendo amenaza constante de desalojo por parte del estanciero, quien afirma que esas tierras son suyas, esto a pesar de ya contar con una ley que les devuelve sus tierras, que fue aprobada por el Congreso Nacional y promulgada por el Poder Ejecutivo en junio del 2014.

“El Presidente tiene que buscar la manera de equilibrar esta situación, él es quien tiene que arreglar las cosas que están mal”. Denunció Juliana.

En cuanto a educación, cuentan con una escuela muy precaria en la zona de la comunidad, pero los niños no reciben clases frecuentes, porque las profesoras que llegan desde Concepción, solo van por unas horas, no cumplen con el horario de la tarde y muchas veces ni siquiera van a dar clases.

“Tenemos muchos niños, adolescentes y jóvenes en la comunidad, y para nosotros es preocupante la falta de educación. No queremos que caigan en el consumo de las bebidas alcohólicas. Necesitamos transmitirle a nuestra gente la forma de alimentarse sanamente, en especial a las mujeres y a los niños”. Agregó Carlos Marecos, líder de la comunidad.

Muchas de las personas adultas, entre ellos los padres de familia, se ven obligados a trabajar en las estancias para que a sus hijos no les falte comida. Las mujeres indígenas se desempeñan como cocineras, pero el sueldo que reciben es de apenas seiscientos mil guaraníes, y eso no alcanza para salvar el mes.

“Exigimos al Presidente de la República que se ocupe de nosotros, estamos en sus manos pero no hemos recibido ninguna ayuda. Él tendría que ponernos herramientas, para que podamos trabajar en la chacra, también tendría que ponernos camino, construir un tajamar más cercano, ya tendríamos que tener viviendas, agua potable, pero no tenemos nada”. Lamentó Marecos.

“Hace tres años que estamos habitando sobre nuestras tierras, pero no tenemos la titulación, por culpa de esto no podemos vivir dignamente. No podemos hacer un pozo artesiano, criar ganado o construir una huerta. No queremos hacer esto para vender, sino para nuestro abastecimiento, queremos comer el alimento que sale de nuestras tierras”.

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